“Venus Reluciente”; ¡las mujeres al poder!




Comenta: Gonzalo Montero Lara, poeta y escritor

Dennis Morales Iriarte, novel escritor de raíz tarateña, está sentado frente a mí. Nada en él delata que se trata de un superviviente del  masivo exterminio de los varones por una terrible epidemia del virus “laquesis”, plaga letal producida como arma biológica por algún bando rival, para dar cuenta de los ejércitos enemigos en una guerra planetaria global. Así, muertos todos  “ellos”, solo quedaron “ellas”; una humanidad entera de nuestras medias naranjas. En efecto, sucedió lo que todos los rudos y peludos varones nunca soñamos: ¡Las faldas al poder! y no un harem variopinto de ningún macho alfa. Una verdadera civilización de mujeres con  carta blanca para reorganizar la vida  sobre los restos  del planeta después de las fratricidas, mejor dicho suicidas contiendas causadas con mucha probabilidad por  las pletóricas ubres del poder.

   La obra plantea la reingeniería social del planeta, después de la pasada “era oscura” o “era no documentada” como denomina la nueva sociedad mujeril a nuestra realidad contemporánea, diseñada según deducen de sus estudios arqueológicos, para matar y dominar a cualquier costo, según. Exaltado escenario donde la ciega agresividad del hombre puso un disparo de revolver en su propia sien, como ilustra en metáfora uno de los párrafos iniciales del libro. Atmósfera con olor a pólvora y azufre, que  culminó como la mayoría de los autores y lectores  de C.F. deben suponer: un desastre total, con la ulterior extinción de todos los machos que jugaban con  fuego. Fuego purificador  que no perdonó a ningún portador del cromosoma Y. Al menos así parecía…

   Con la experiencia vital  acumulada de siglos de contiendas absurdas de los agentes del caos, los hombres, además  dotadas de conocimientos básicos residuales de la guerra, cuentan con los instrumentos que les permita seguir la huella tecnológica en otro escenario. La mujer en la visión de Morales,  toma el guante del reto para su propia supervivencia como especie.

   Resulta conveniente antes de iniciar la lectura, reflexionar en forma breve si las mujeres bajo el signo de Piscis, una bella heroína, de “Venus Reluciente”, habrán sido capaces de hacerlo mejor que los hombres... sin  los hombres.

   La sensibilidad característica femenina por excelencia habrá sido capaz de conseguir la convivencia pacífica de su pueblo sin divisiones de clases sociales, sin explotadores ni explotados, o  ellas repiten la triste historia de acumular nuevos polvorines aniquiladores y crear elites de privilegio, colocando muros divisorios  entre las humanas.

¿Cuáles son las nuevas fuentes de energía, transporte, vivienda, economía, cultura, etc.? ¿Cómo está la escala axiológica femenina? ¿Habrá sobrevivido dios u otras formas de divinidades? ¿Cómo se reproducen después de más de 700 años sin los rudos   productores de espermatozoides ni los “primitivos” acoplamientos de la especie?
 Insisto en una interrogante más,  antes de las letras: ¿Somos los hombres necesarios en un mundo edénico exclusivo de mujeres?  

  Son algunas de las preguntas  cuyas respuestas se hallan encofradas en la novela de Dennis Morales Iriarte.

    Aquí me detengo, con el propósito de no fracturar con infidencias, la agradable tensión de la narrativa de Morales, pero debo destacar el talento del autor para mantener una total  expectativa, quien  intercala con habilidad en sucesión escalonada, los planos espaciales y temporales de la historia,  pintando paisajes literarios con un lenguaje preciso, embellecido por una riqueza inesperada de vocabulario (el autor estuvo mucho tiempo en otra dimensión), matizado el relato con un delicioso humor condimentado de fina ironía. El trabajo tiene el sello de una C. F, dura, elaborada de posibilidades posibles a la luz de los conocimientos científicos actuales, lo que le permite una especulación mesurada y coherente, apoyada en las perspectivas  de nuestra ciencia con vista al futuro.

   Pero ya dije: estoy sentado frente a un hombre de otro tiempo, quién como cualquiera de nosotros, se sirve risueño un sabroso licuado de papaya. 

   Por algún accidente en las ecuaciones naturales del tiempo y espacio  ha materializado su energía en un ser humano, ubicado hoy en estas coordenadas especiales, para luego de escuchar unas palabras clave “¡levántate de una vez y anda al trabajo…!” en voz de mujer. Así despierta  de un prolongado trance cósmico y  recuerda acontecimientos que en su momento fueron su presente y futuro, pero hoy son fragmentos  grabados en su memoria que no llega a definir si realmente fueron hechos que vivió. Pero decodificando las imágenes oníricas ha tejido una interesante historia que relata lo que posiblemente ocurrió  en Perlazul capital de  “Venus reluciente”.
                         



                             

0 Comentario(s):

Publicar un comentario