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Kori-Marka: una curiosa novela de ciencia ficción de los años treinta



Freddy Zarate*
La visión futurista de una sociedad utópica o distópica es un tema que ha perseguido insistentemente a filósofos, novelistas y ensayistas de todas las épocas y contextos. Se puede mencionar por ejemplo, la República de Platón; la Utopía de Tomás Moro; Una utopía moderna de H. G. Wells; Nosotros de Evgueni Zamiátin; Un mundo feliz de Aldous Huxley; 1984 de George Orwell, entre otros. Este género narrativo también fue cultivado en Bolivia, tal es el caso del escritor Julio Aquiles Munguía Escalante (1907-1983), quien después de ausentarse por varios años en Estados Unidos y Europa retornó a la ciudad de La Paz en de la década del treinta. A la postre, publicó la curiosa novela intitulada Kori-Marka, que lleva el sugestivo subtítulo La novela de Tiawanaku (Imprenta Artística, La Paz, 1936).

El relato tiene como protagonista principal a Chuqui-Wayna (joven de oro), quien sale de su comunidad denominada Kori-Marka (ciudad de oro) para dirigirse a la población de Tiwanaku, en donde logra conseguir un puesto de trabajo como ayudante de excavación. Terminada la faena arqueológica, Chuqui-Wayna ruega acompañar a la comitiva que debe retornar a la ciudad de Nueva York con todos los objetos hallados.

Tras varios años de residencia en Norteamérica, Chuqui-Wayna empezó a rememorar las palabras de su viejo amigo Wari (sabio de su comunidad) acerca de los fabulosos tesoros escondidos por los incas; estos recuerdos de infancia hacen que retroceda unos diez mil años, logrando visualizar la ciudad de Tiwanaku en todo su esplendor. Tras una apurada meditación decide retornar a Bolivia para emprender la búsqueda de la soñada fortuna. La expedición fue financiada por un comerciante estadounidense llamado Albert Pickwood; se empezó la expedición con un alto grado de incertidumbre que fue bautizada con el nombre The Kori-Marka Exploration Company. Después de una extensa búsqueda empezaron a llegar al campamento las primeras muestras de láminas y estatuillas de oro. Al ingresar en la profundidad de una grieta descubrieron el anhelado templo de oro en donde el metal precioso reverberaba entre el moho y el lodo. Los seis intensos meses de búsqueda dieron ganancias exorbitantes que ascendían a trescientos millones de dólares en oro, de los cuales correspondía a Chuqui-Wayna cien millones y una pequeña cantidad al Estado boliviano. Al retornar a Norteamérica, la prensa neoyorquina le otorgó los calificativos de “Rey del Oro” y “el último descendiente de los incas”. Este reconocimiento le significó que las academias, las instituciones científicas, los círculos intelectuales y las universidades le otorgaran plácidamente títulos honoríficos, “sin haber visto un solo libro ni por el forro, era doctor honoris causa”.

En este punto de la novela, el escritor Julio Aquiles Munguía hace un corte para dar un salto futurista: “Es el año de 1950. Han transcurrido quince años desde el encumbramiento de Chuqui-Wayna”. El autor avizora los cambios drásticos que sufriría la ciudad de Nueva York en corto tiempo: “Es una ciudad estupenda que la de tres lustros atrás (…). De todos los rincones del orbe llegan caravanas de peregrinos ávidos de conocer sus fantásticos adelantos (…). Es la ciudad maravillosa, la campeona ante la cual se inclina el mundo”. En ese tiempo se vislumbra un hacinamiento de altísimos cuerpos prismáticos moteados que llegan a la increíble altura de doscientos pisos sobre el nivel de la tierra y cuyas cúspides agudas se desvanecen entre las nubes; estas figuras darían una mirada fantasmagórica de la ciudad, en cuyos precipicios artificiales se esparciría la humanidad cual insignificantes hormigas.

A decir de Julio Aquiles Munguía, la arquitectura de esa época estaría encarnada en cada edificio que sobrepasaría toda fantasía: “Se eleva hacia el cielo en forma escalonada o piramidal, son verdaderas ciudadelas poliédricas donde viven miles de habitantes que no tienen la necesidad de salir sus límites porque disponen de todas las comodidades”. Estas ciudadelas tendrían plataformas de aterrizaje en donde se encuentran los aéreo-vehículos. Con respecto al tráfico aéreo, el autor señala que esta se encontraría reglamentada y controlada por torres en forma de conos invertidos que llevarían sirenas potentes con diferentes sonidos cuyo fin estaría enfocado en regular el tráfico aéreo con matemática exactitud. Esto se ve reflejado –escribe Munguía– en la vida cotidiana que se ha reducido al aire: “Hasta las calles y las avenidas son aéreas, que están conformadas por elevados puentes que cruzan las vías públicas y traspasan los edificios, formando una enmarañada red por donde transitan millones de peatones”. A pesar de esta locura por el dominio aéreo, las arterias de la superficie terrestre no desmerecerían la intensidad del nutrido tráfico que las caracteriza. Los vehículos más utilizados en esta esfera urbana serían los tranvías verticales y los automotrices subterráneos que atravesando túneles, puentes y calles aéreas llevarían cargamentos de masas humanas de un lado a otro de la descomunal ciudad con una velocidad asombrosa.

La modernidad futurista que vislumbra Munguía esta encarnada por los enormes rascacielos, pero sobresale la Universal Station, que es “un hermosísimo y gigantesco palacio ultramoderno de forma cilíndrica, en cuyos contornos más elevados se enroscan varias pistas superpuestas de aterrizaje donde descienden los aéro-vehículos que llegan de todos los rincones del planeta”. En las plantas bajas y los subterráneos de la Universal Station saldrían y llegarían centenares de trenes cada cinco minutos, estos serían arrastrados por velocísimas y bruñidas locomotoras que tendrían la forma de dirigibles y proyectiles que diariamente lograrían transportar millones de personas; esta explosión demográfica, en palabras de Munguía sería “un verdadero hormiguero humano”.

Otro aspecto llamativo que concibe Julio Aquiles Munguía se encuentra en la abolición de la Ley seca, esta disposición legal dio como resultado un creciente libertinaje en grado superlativo: “En los teatros, en los cabarets, en las danzas, en la indumentaria femenina, se redujo a túnicas multicolores de finísimas sedas transparentes, ceñidas sobre los cuerpos completamente desnudos, dejando percibir sus cuerpos atractivos”. Los hombres vestirían trajes bordados cuya ropa interior sería bastante corta y ajustada mostrando una fornida perfección de sus atléticos miembros. Este aspecto sería el principal incentivo visual para las mujeres de esa avanzada época.

La estética corporal del hombre moderno “está en alza, la belleza espiritual por los suelos”, dice Munguía. Los bailes estarían encarnados por la extravagancia y sensualidad: “Uno de los más inofensivos es el Dog’s Trot, en donde imitan el acoplamiento de los canes”. Curiosamente, en la actualidad este tipo de baile se hizo popular dentro de la juventud, que lleva el nombre del “perreo”, que llega hacer una imitación de los movimientos del coito en la postura del perro.

El escritor Julio Aquiles Munguía tras esta descripción de los avances tecnológicos, pone en escena a Mr. Andino Gold desembarcando en la Universal Station en una de las naves aéreas transcontinentales; este potentado y celebérrimo personaje no es otro que Chuqui-Wayna, cuyo nombre fue sajonizado desde que obtuvo la categoría de “Rey del Oro”. La ostentosa vida llena de riqueza y fama llegó a saturar el espíritu de Mr. Andino, la cual planificó una descabellada idea que consistía en construir una ciudad parecida a Kori-Marka. Para este cometido, contrató arquitectos y artistas que llevaron a cabo una de las más sonadas excentricidades en la ciudad de Nueva York. Al cabo de un año, concluyeron la monumental obra denominada la Golden City o la Ciudad de Oro, que es pintada por el autor como una gigantesca metrópoli caracterizada por su suntuosidad; cuya finalidad radicaría en promover la exhibición del placer en todas sus manifestaciones. Para lo cual, Mr. Andino ideó realizar la “Feria del Placer”, en donde se revelaría al mundo todo lo que el hombre y la mujer inventaron para deleitarse sexualmente. Enseguida, Mr. Andino convocó al primer Concurso Mundial de Belleza y esparció a los cuatro vientos la noticia de la inauguración de la Golden City y la “Feria Mundial del Placer”.

El autor narra algunos pormenores de la noche del inició de la Feria del Placer: “Se encendieron millares de reflectores y luces multicolores (…), se escuchaba un ruido ensordecedor que se confundía con el murmullo de los millones de espectadores diseminados alrededor de la Golden City”.

Una vez abiertos todos los pabellones o templos –llama la atención dice el autor– el Templo Venus que en la puerta de ingreso se encuentra custodiada por dos eunucos: “En su interior se exhibe una valiosísima colección de reproducciones en mármol blanco de todas las Venus. Se encuentran allí la afrodita de Milo, de Médici (…). Junto a cada estatua se hallan mujeres bellísimas y perfectas con sus níveos cuerpos desnudos (…). La estancia respira excitantes y deleitosos perfumes. Una música célica incita a adorar la belleza con un misticismo pagano”. El autor describe distintos templos, todos cargados de lujuria y placer, tanto así que “el visitante que ingrese sale atiborradísimo de sabiduría erótica”. También se encuentra el extravagante templo dedicado al culto de Satanás, “donde se llevan a cabo saturnales, aquelarres, misas negras, otras tantas ceremonias en honor a los demonios”. Los excesos de la carne descritos por Julio Aquiles Munguía, son calificados como la “demonélica ciudad donde se halla condensada toda la vida moderna, con su séquito de ciencias, artes y política, y todo cuanto significa avance, inteligencia y músculo”.

En el epilogo de la novela, Munguía nos muestra un desenlace apocalíptico a consecuencia de la apropiación del tesoro maldito de Kori-Marka: “La Golden City arde… Semeja un infierno dirigido por Astarté, Belial y Asmodeo”. La destrucción de la ciudad neoyorkina sería producto de unas bombas que hundirían los altísimos edificios como si se tratara de torres de papel. La gente que momentos antes se divertía en la “Feria del Placer” lanza gritos espantosos y corre aterrorizada.

El escritor Julio Aquiles Munguía con la novela Kori-Marka logró fusionar una fabulación entre una utopía y una distopía. Alcanzando en su narración una cohesión entre la reconstrucción histórica-mítica de Tiwanaku; llegando a concebir una visión futurista en donde el ser humano alcanzaría increíbles logros tecnológicos pero con un final espeluznante: Munguía, adelantándose a su época, llegó augurar los adelantos tecnológicos y la degradación moral de una futura sociedad de los años cincuenta, en este punto, le faltó al autor una mirada más amplia al siglo XX. Pero, no hay duda de que esta narración es peculiar en las letras bolivianas por la temática abordada. En la actualidad, el libro y el autor merecen una relectura o redescubrimiento –en tiempos en que la ciencia y tecnología avanzan a pasos agigantados– en donde muchos pasajes de la novela Kori-Marka no son nada exóticas para la actual generación del siglo XXI.
Literato
*Fuente: http://www.opinion.com.bo/opinion/suplemento.php?a=2019&md=0310&id=16109&s=3

"El primer peruano en el espacio" de Daniel Salvo






Reseña de Libro: El Primer Peruano en el Espacio de Daniel Salvo
Tanya Tynjala*
El cuento “El Primer Peruano en el Espacio” es un clásico de la ciencia ficción peruana. Hace ya mucho tiempo que circula en forma de e-book y ha sido incluido en el Apex Book of World SF 2, editado por Lavie Tidhar. Ediciones Altazor lo ha publicado en papel, junto con otros cuentos de este talentoso escritor y difusor de la ciencia ficción peruana.

En este libro encontramos temas recurrentes de la ciencia ficción, pero enfocados desde la perspectiva latinoamericana, siendo así innovador. Por otro lado realiza muchas referencias a las culturas prehispánicas, pero no en concordancia con esas corrientes “New Age”, que insisten en el carácter extraterrestre de dichas culturas. En ese aspecto Daniel hace un trabajo muy cercano al que J.H. Rosni Âiné realizó con la prehistoria, es decir reelaborar mitos y así dar a entender la existencia de una tecnología perdida para el presente. Esto se aprecia claramente en el último cuento llamado “Quipucamayoc”, en donde el personaje principal para vengar a su pueblo de la tiranía del imperio Inca, se vuelve experto en quipus (sistema mnemotécnico mediante cuerdas de lana o algodón y nudos de uno o varios colores desarrollado por las civilizaciones andinas), para así poder contaminar el mensaje de los mismos y hacer caer el sistema de contabilidad del imperio, en otras palabras nos encontramos ante uno de los primeros Hakers de la historia. Curiosamente el antropólogo Gary Urton de la Universidad de Harvard, ha comparado los quipus incas como sistema contable con el código ASCI de las computadoras. Es decir que Daniel en vez de apelar al manido estereotipo del origen extraterrestre de las culturas precolombinas, nos plantea algo mucho más interesante y verosímil: ¿Y qué tal si simplemente ellos conocían una tecnología que nosotros ya no somos capaces de entender? ¿O es que somos pueblos tan tontos que la única explicación posible ante un avance científico por parte de nuestros antepasados es el de fuera?

Interesante es notar también que el primer cuento, que da nombre al libro, empieza en el futuro y el último nos regresa a la tierra durante el imperio incaico y entre ellos encontramos cuentos que muchas veces entrelazan la ciencia ficción con el terror y, como dice el comentario en la contratapa, en donde los monstruos también se llaman racismo, corrupción y decadencia. El mensaje político de los textos es bastante obvio, sin ser panfletario. Como todo escritor que se respeta, Daniel Salvo confía en la inteligencia de sus lectores para sacar sus propias conclusiones.

En muchas historias hay una relación macro/micro interesante, que hace reflexionar al ponerse literalmente en la piel del otro. Es lo que sucede con la primera historia, en donde el racismo cobra matices interestelares que de alguna forma son un espejo a la actitud paternalista de países autodenominados “desarrollados” frente a “culturas inferiores”. Al remplazar al grupo de poder con extraterrestres e imitar el discurso “culturizador” y protector se aprecia mejor lo absurdo de la situación.

Esta situación absurda se aprecia también en el cuento “El Arca”, en donde gente rica propone a otros menos afortunados la gran oportunidad de salvarse de una hecatombe mundial. Poco importa que esa oportunidad signifique casi la esclavitud, los ricos presentan la propuesta como un gran favor realizado por generosidad.

Por otro lado un cuento que expresa bien la relación macro/micro es “El día que pasaron las naves”, en donde curiosamente la llegada de las naves no afecta para nada la vida de ese país, preocupado más bien por evitar un fraude electoral. Y eso me hizo pensar en cuánto afectará en realidad una elección a un nativo de la Amazonía. Supongo que nada, que él seguirá con su vida igual que siempre, sin pensar en qué lado de la frontera se encuentra pescando para su familia. Y es que en todos los niveles se comete el error de querer pensar por el otro. Es la soberbia que nos causa pertenecer a la civilización. En “Clase de Historia” los intelectuales de ese mundo hipertecnificado se convierten en marginales, dispuestos a todo por sobrevivir. En “La rueda del progreso”, poco importa al personaje principal si el supuesto progreso esconde la más terrible opresión. Sin embargo en “El agua”, el personaje principal, gracias a su hijo, comprende que quizá la solución para escapar de una espantosa realidad postapocalíptica no radica en esperar a un supuesto salvador externo, sino en confiar en nuestras capacidades y no olvidar nuestros conocimientos pasados. Así pues civilizado es quien sabe adaptarse a su entorno y sacarle partido y no quien pertenece al grupo de poder.

Otros dos cuentos que nos cuestiona profundamente el significado de la civilización son El refugio, en donde la utopía se transforma en una terrible decepción con matices racistas y La máscara del fin del mundo, la que inclusive nos plantea la posibilidad de no ser la inteligencia superior en la tierra. Este cuento nos presenta además un homenaje a Edgar Allan Poe.

El homenaje a escritores claves para Daniel Salvo es otra característica de este libro. Así pues “La máscara del fin del mundo” hace referencia directa a Poe, “El nombre no es lo importante” a Isaac Asimov, “Necronomicrón Peruvianis” a José Adolph y evidentemente a H.P. Lovecraft. Hay varios otros cuentos que hacen referencia, algunas veces inclusive directa, a Lovecraft hasta el punto de poder hablar de un universo lovecratiano en la obra de Daniel Salvo. Caen en esta categoría los cuentos: “El horror en la cueva”, “El profundo”, “La bestia olvidada por el tiempo”, “La hija del mar” y “La raza perdida”. Todos ellos parecieran salidos de las mejores pesadillas de Lovecraft. Sin embargo el primero nombrado (Necronomicrón Peruvianis) sobresale del grupo pues se trata además de un cuento con una buena dosis de humor. Y es que si bien la mayoría de los cuentos en este libro dejan una desagradable sensación de angustia luego de leerlos, no impide que algunos nos hagan más bien sonreír, aunque en ciertos casos es la sonrisa malévola de quien disfruta de la desgracia ajena. En “El Arca”, la absurda buena voluntad del rico se ve reforzada por una técnica cómica clásica como es la repetición. Y es que la oferta de salvar la vida se extiende también a los miembros de la familia aunque por motivos de espacio, ésta se limite a no más de tres persona, frase que se repite constantemente durante el cuento, provocando una sonrisa cada vez. En el cuento de viaje temporal “El escritor más famoso del mundo”, un hombre es asediado por sus futuros seguidores, hasta en lugares que él cree privados. “En la donación”, se critica veladamente la burocracia latinoamericana que es capaz de arreglar cualquier situación extraña con tal de poder embolsillarse donaciones hasta del mismo diablo (y esto dicho literalmente). Y en “El amante de Irene” y “La poción”, Daniel Salvo nos explica la diferencia entre sexo y género de formas tragicómicas.

Es sin embargo “Necromicrón Peruvianis” quien no solo sobresale por sus homenajes y bien utilizadas referencias, sino también por sus propuestas innovadoras. Cuando los escritores del Nouveau Roman trataron de convertir al narrador y a la obra en otros personajes más, solo lograron hacer novelas sin pies ni cabeza y soberanamente aburridas. Sin embargo Daniel Salvo no solo se convierte en personaje de su historia, sino que logra hacer que el libro entre también en ella.
 

Este es un libro que recomiendo calurosamente, les aseguro que no se arrepentirán. Daniel Salvo prueba que para ser un buen escritor hay que leer mucho y por otro lado demuestra que los años de experiencia cuentan.

PS. Querido Daniel, si tu versión del Necronomicrón no tiene sello K’oppi Ra Ikt, quizá una secta llamada K’Rehati Vet’K O’mmhons te pueda ayudar.

*Fuente: http://amazingstoriesmag.com/2015/01/resena-de-libro-el-primer-peruano-en-el-espacio-de-daniel-salvo/

CIENCIA FICCIÓN EN LA CULTURA QUECHUA



Gonzalo Montero Lara*
                                                                                                                         
RESUMEN
El estudio de textos antiguos y otros documentos históricos y arqueológicos ha demostrado que la fantasía ha estado presente en mitos leyendas y cuentos, en todas las culturas.
El análisis del cuento quechua titulado “El joven que subió al cielo”, de autor anónimo, recopilado por el peruano Jorge. A Lira y publicado por el escritor boliviano Jesús Lara en su obra MITOS, LEYENDAS Y CUENTOS DE LOS QUECHUAS, muestra elementos que pueden inscribir a la obra como una de las primeras dentro el género de la narrativa fantástica y de ciencia ficción en la cultura quechua.

INTRODUCCIÓN
Es un verdadero privilegio, convertirme en un heraldo circunstancial de la fantasía literaria, género que de ninguna manera es “nuevo” para nosotros, por el contrario, ha nacido con el vagido de la imaginación e inteligencia humana y no ha dejado de crecer hasta el día de hoy, constituyéndose en un poderoso vehículo capaz de transportarnos por insólitos planos de tiempo y espacio.  En nuestras culturas de origen, la fantasía ha surgido con el pensamiento mágico. Al respecto,  Adolfo Cáceres Romero en su Nueva Historia de la Literatura Boliviana escribe:
“… con voces secretas en aguayos y vasijas, junto a mudos rostros de piedra que aguardan alguien descifre su mensaje…”
Invitando a descubrir fabulosos tesoros escondidos, como es el caso de un cuento quechua, puesto a la luz por investigadores. Antes de entrar a considerar un caso singular de la tradición oral quechua, pongo de referencia un breve marco conceptual de para la literatura fantástica y ciencia ficción:
“La literatura fantástica, es un género literario de ficción en forma de novela o relatos cortos. Las formas sobrenaturales son un elemento primario del argumento, tema o medio ambiente. Está asociado de manera muy cercana a la narrativa maravillosa, la ciencia ficción y el terror”.
“Lo fantástico es la vacilación o duda experimentada por un ser que no conoce más que las leyes naturales, frente a un acontecimiento aparentemente sobrenatural”.
                                                                                                           Tzvetan Todorov
En cuanto al género de la ciencia-ficción, he tomado una definición muy explícita, de una abundante oferta de que la considero adecuada al objetivo de mi ponencia: 
“Podemos definir la ciencia ficción como un género literario y, también hoy en día, cinematográfico que se centra en la anticipación científica de acontecimientos y de antes situados en tiempos y espacios ficticios; sus grandes núcleos temáticos son: la conquista del espacio, los extraterrestres, los viajes a través del tiempo, la utopía social y científica y el hombre del futuro”
I.- LA NARRATIVA FANTÁSTICA EN LA CULTURA QUECHUA
En esta ocasión, no pretendo exponer un dedicado trabajo de investigación respecto a la aparición de la narrativa fantástica en, nuestras culturas de origen, solo intento amplificar el advenimiento del inusitado oleaje de este género en nuestro medio, cuyas primeras referencias hallamos en las recopilaciones de la literatura quechua realizadas por el escritor Jesús Lara en su obra MITOS, LEYENDAS Y CUENTOS DE LOS QUECHUAS y en las investigaciones de Adolfo Cáceres Romero, que se pueden leer en el primer tomo de NUEVA HISTORIA DE LA LITERATURA BOLIVIANA I Literaturas Aborígenes. La narrativa fantástica se nutre de la mitología universal en general y de los pueblos originarios en particular. Ya Garcilaso de la Vega confrontó fabulas quechuas y griegas señalando “…Y también se puede cotejar las (fábulas) de una gentilidad con las de la otra, que en muchos pedazos se remeda”. “Y es así,…”, señala al respecto el Jesús Lara “…con la diferencia de que los mitos de la Hélade llegan acrisolados, embellecidos por los grandes creadores de la epopeya y de la tragedia, en tanto que los quechuas nos vienen como el tubérculo recién extraído de la tierra y como la mazorca despancada del propio tallo”.
Nuestros escritores que cultivan este agradable género literario, de vigoroso crecimiento han encontrado, una rica cantera temática en nuestros mitos, leyendas y tradiciones culturales, con sabores tan variados como las tonalidades de un whipala, las cuales desde épocas ancestrales, han marcado nuestro paso diario entre lo que juzgamos natural, extraño, o sobrenatural, expresados y transmitidos por la tradición oral, en la certidumbre de lo sobrenatural inquietando nuestro ánimo de forma permanente. Por ello, no es extraño que personajes o circunstancias que nos asombraron en la niñez, cobren palpitante vida en la voz de relatores cotidianos (madres, abuelas, personas mayores, etc.). Muchos de estos actores u acontecimientos han sido recogidos con generosidad, en trabajos literarios como el fabuloso inventario de SERES SOBRENATURALES Y MAGICOS DE BOLIVIA, realizado por el investigador y escritor Homero Carvallo Oliva, para luego hacerlos protagonistas de relatos fantásticos, maravillosos, de ciencia ficción o terror. Corriente literaria, reitero, en actual emergencia, con publicaciones de calidad, cada vez más nutridas en obras de autores contemporáneos locales y nacionales, donde podemos citar algunos comprometidos con el género: Fanny Escobar, Gionanna Rivero, Sara Mancilla, Biyú Suarez, Ada Castellanos, Vanessa Giacoman, Sisinia Anze, Ana Triveño, Ivan Prado, Dennis Iriarte, Miguel Lundin, Miguel Esquirol, Hugo Murillo, solo para nombrar algunos, sin dejar de mencionar a otros de notable trayectoria que han incursionado en estas letras como, Néstor Taboada, Adolfo Cáceres, César Verduguez, Gonzalo Lema, Rodrigo Antezana, Gary Daher, Edmundo Paz Soldán, Manuel Vargas, Pedro Shimose y los premios nacionales, Álvaro Pérez y Ronald Rodríguez y muchos más que han realizado incursiones importantes por los fantásticos espacios de lo extraño, sobrenatural y fantástico. Producto de este verdadero Tsunami literario de narradores fantásticos, en menos de un año han surgido importantes selecciones en las obras como DE IMPOSIBILIDADES POSIBLES I, Antología de cuento maravilloso, VERTIGO I Antología de cuento fantástico, y EDADES REMOTAS I antología de ciencia ficción.

II.- UNA MIRADA DESDE LA CIENCIA FICCIÓN AL CUENTO QUECHUA:
“EL JOVEN QUE SUBIÓ AL CIELO”
Así, delineada en forma resumida la narrativa fantástica en general y la ciencia ficción en particular, he seleccionado un cuento de la cultura quechua titulado “El joven que subió al cielo”, recogido y traducido por los peruanos Jorge A. Lira, traducido por José María Arguedas y difundido en nuestro medio por el boliviano Jesús Lara. El cuento relata la historia de una joven pareja, ella, una bellísima mujer bajada del cielo, capturada por el cuidador de una plantación de extraordinarias papas. Ella huye a su mundo y él la persigue transportado por un cóndor en un largo viaje. Este apretado resumen es necesario antes del análisis de algunos elementos del cuento, que a la luz del pensamiento y el avance tecnológico actual, más las predicciones contemporáneas la c.f, me llevan a pensar que este cuento quechua es del género de la ciencia-ficción, definida así, por incorporar elementos tradicionales de este género, diferentes del pensamiento mágico y ajustados a la evolución tecnológica predecible.

ELEMENTOS “ANTICIPATIVOS” DE LA NARRACIÓN

1.- Presencia en la historia de seres extraterrestres idénticos e indistinguibles entre ellos, con semejanza humana, muy bellas, de piel blanca, todas hembras. Descritas por el protagonista de la historia como las “jóvenes, princesas y niñas blancas”.
2.- Es posible que el joven cuidador de una chacra de papas las cuales  eran misteriosamente “robadas”, haya presenciado la llegada de una misión de clones del espacio exterior. Sostengo el concepto de “clones” por la semejanza de estos seres entre ellas, y además todas del mismo sexo. Además en su mundo durante la observación de un ritual religioso, todas las participantes eran por supuesto mujeres.
3.- Ellas “eran mujeres vestidas de plata”, apariencia con mucha probabilidad debida a sus trajes espaciales de aspecto metálico,
4.- La probable presencia de naves de transporte espacial  invisibles o camufladas, se puede deducir del fragmento: “tomando la apariencia de princesas, eran las estrellas que bajaron del mismo cielo” señala el texto. Como no se describen ingenios  de vuelo visibles, es posible que sus naves hayan contado con algún medio de tele transportación o succión, para moverlas a los seres  hasta la tierra. “las demás se elevaron, como luces que se mueren”.
5.- La llegada de estos seres idénticos a la chacra “especial”, probablemente tenía fines de control de una eventual experimentación biológica en el cultivo de singulares características, como el tamaño de las papas: “…de excelsa clase de semillas”.
6.- Estas bellas intrusas, contaban con alguna clase de tecnología que les permitía inducir el sueño al cuidador de la chacra sin aproximarse, mientras recolectaban el producto de su interés, recuerden que en el mundo de origen de las “princesas”, existía una quinua de propiedades mejoradas, que para uso alimentario, en proporciones usuales del planeta tierra excedían el volumen y rebalsaban  del preparado y aún sometidas a la ebullición eran capaces de germinar con rapidez en el piso.
7.- El aborto que tuvo la “Princesa” capturada y amada por el joven quechua, puede representar el posible fracaso de la hibridación entre seres de diferente especie con distintos e incompatibles códigos genéticos y con algún grado de incompatibilidad.
8.- tampoco existía afinidad social. Al ser aprisionada, le rogó al muchacho por su liberación y expresó a gritos: “no me obligues a vivir en la tierra”, ratificando su origen extraterrestre y su rechazo a las condiciones de vida de la sociedad terrícola, menos civilizada, poco atractiva para ella o simplemente diferente, pero le producía temor
9.- El protagonista en su desesperación por la fuga de su amada prisionera, estableció un contacto con el tripulante de un ingenio volador llamado Mallku, capaz de conducirlo al mundo de la “Princesa” durante un año de viaje, con el único requisito de ser provisto de una fuente de proteínas de alto valor biológico. (carne de llama) para su alimentación. Un ser “divino”, no hubiera tenido esa exigencia tan, pero tan, humana.
10.- Al concluir el viaje de ida y después de la permanencia en el mundo de la “Princesa”, hay un descripción muy objetiva de los efectos orgánicos de envejecimiento prematuro en este prolongado viaje cósmico.
11.- Como correlato al envejecimiento ocasionado por la travesía, se describe un
procedimiento de rejuvenecimiento para viajeros interestelares, consistente en el baño en un mar (¿rico en sustancias revitalizantes?) para su reacondicionamiento físico, ubicado cerca del astro-puerto donde arribaron y se sometieron a la llegada y antes del retorno al planeta Tierra. Además este puerto de embarque y desembarque, probablemente sirvió para el reabastecimiento, ya que no existían llamas para la alimentación del retorno, esta vez a crédito.
12.- Se describe a grandes rasgos una sociedad diferente de la terrícola, con un régimen probablemente matriarcal e intolerante con los extranjeros (o extraños) o pretendientes. En una escala axiológica no tan diferente a la nuestra, pues, ella le acoge a espaldas de los “padres”, pero luego de tenerle un año escondido le abandona sin mayores explicaciones pero seguramente debido a presiones externas no descritas, o por temores de la “Princesa” a la reacción de sus progenitores.
 No se describe la estructura social de este mundo, pero se narra una celebración religiosa en un culto al sol y la luna “Era el resplandeciente templo del Sol y de la Luna. El Sol y la Luna, padre y madre de todas las estrellas y de todos los luceros”, en un templo.
13.-Este culto muy parecido al de muchas culturas terráqueas, sumado a la duración del viaje de un año aproximadamente, da la idea de la localización de este probable exoplaneta en este sistema solar o uno vecino.
14.- La existencia de alimentos terrícolas (quinua) con propiedades extraordinarias, o por el contrario, eran alimentos originarios de ese otro mundo, exportados y adaptados las condiciones de la tierra para consumo de nuestra especie. Si ese era el propósito ¿Por qué?
15.- Luego de tres años de ausencia, dos del viaje de ida y vuelta más uno de la permanencia en otro mundo, “El joven que subió al cielo” encontró a sus padres “muy viejos, muy viejos”. Es probable que el tiempo haya discurrido en nuestro planeta de manera diferente. El cóndor, que probablemente sea un navegador extraterrestre, devuelve al joven a sus padres “sano y salvo” consolándoles.

III.- CONCLUSIÓN:

Con la mente abierta, libre de prejuicios que limitan el pensamiento y tratan de encadenar lo más bello de la literatura fantástica: la imaginación. Este hallazgo que no es mío, por lo demostrativo constituye una pieza clave de la arqueología literaria, que permite reconstruir de a poco los orígenes de nuestra literatura escondida en nuestras raíces culturales donde la imaginación era fecunda o plantea la alternativa implícita, si existieron contactos reales con civilizaciones extraterrestres. Por lo descrito, no es difícil pensar, que este cuento quechua, haya partido de una experiencia “real”, y llegado a nosotros con los condimentos propios de una cultura que en ese momento de su desarrollo, no hallaba un correlato de referencia como el que disponemos en la actualidad para interpretar muchos elementos anticipativos que hoy no fueron difíciles de localizar en esta magnífica pieza literaria de ciencia ficción, llegada a nosotros mediante insignes investigadores y literatos peruanos Jorge A. Lira, José María Arguedas y el boliviano Jesús Lara.


Bibliografía
-Cáceres Romero Adolfo, NUEVA HISTORIA DE LA LITERATURA BOLIVIANA I Literaturas Aborígenes. Editorial “LOS AMIGOS DEL LIBRO”: Cochabamba, 1987.
Capana Pablo, CIENCIA FICCIÓN. Utopía y mercado. Buenos Aires: Cántaro, 2007.
-Lara Jesús, MITOS, LEYENDAS Y CUENTOS DE LOS QUECHUAS, El joven que subió al cielo, paginas 265-273. Editorial “LOS AMIGOS DEL LIBRO. 3° edición: Cochabamba-Bolivia, 2003.
Todorov, Tzvetan, INTRODUCCION A LA LITERATURA FANTÁSTICA. 2° edición, México, 1981.

            *Escritor y poeta.
Este trabajo fue presentado en el Primer Encuentro de Ciencia Ficción y Literatura Fantástica de Bolivia en la ciudad de Santa Cruz en septiembre de 2015.