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Ciencia Ficción Boliviana (VII)

Última entrega sobre la Ciencia Ficción Boliviana con la que intentamos realizar un repaso de la ciencia ficción escrita en nuestro país. Hay muchos textos que faltan, así como nombres y autores, pero el presente blog está creado para reparar esa falta. Aqui pueden revisar la primera parte, la segunda, la tercera, la cuarta, la quina y la sexta.

A modo de conclusiones

En la introducción de este texto ya se planteaba que Bolivia era un territorio ideal para la ciencia ficción. En este país las adaptaciones a tecnologías extranjeras para su utilización en nuestro territorio, la mezcla de elementos modernos y antiguos, el establecimiento de políticas que para algunos resultan futuristas, fenómenos educativos como el uso de blogs para el periodismo urbano en regiones con mínimo acceso a fuentes de información, y guerras civiles por elementos tan básicos como el agua, parecen narrar una novela de género en las propias calles.

Es en este espacio que los nuevos autores que surgirán, con ansias o no de publicar ciencia ficción, se verán en medio de un universo en que las cholitas manejan negocios millonarios con teléfonos celulares, los políticos dejan sus coches flamantes que han pasado ilegalmente la frontera en manos de mecánicos sin ninguna instrucción formal para tomar un transporte público de mayor y mejor regularidad que el europeo, con vehículos similares a los usados en cuba y ancianos que no tienen alcantarillado en sus pueblos pero charlan con sus hijos en los Estados Unidos por medio de Skype. Estos autores no podrán hacer otra cosa que escribir ciencia ficción.

Y quizás haya más libros bolivianos del género, y el siglo pasado tenga todavía algunos tesoros por descubrir, y posiblemente la próxima redición de este mismo artículo traiga novedades y noticias que nos alegren a todos. Pero la verdad es que en este momento en Bolivia existen escritores y existen lectores (aunque ni unos ni los otros lo sepan completamente). El reciente resurgir de editoriales como nunca se ha visto, o quizás el Internet como sistema de autopublicación puede funcionar, quizás nombres como los de Edmundo Paz Soldán en el extranjero sirvan para promover algo más esta tendencia. Pero creo que para comprender lo que ocurre en Bolivia y para entender lo que podemos llegar a sufrir si no nos cuidamos, es muy importante leer buena ciencia ficción escrita en nuestro país.

Ciencia Ficción Boliviana (VI)

Sexta entrega sobre la Ciencia Ficción Boliviana con la que intentamos realizar un repaso de la ciencia ficción escrita en nuestro país. Hay muchos textos que faltan, así como nombres y autores, pero el presente blog está creado para reparar esa falta. Aqui pueden revisar la primera parte, la segunda, la tercera y la cuarta.


Otros Formatos

Pero si bien los libros son la fuente más importante de literatura en Bolivia, gracias a las nuevas tecnologías, poco a poco se empiezan encontrar otros caminos para publicar, contras sus historias, y explorar nuevos universos. Y aunque hoy en día la web, los blogs y otras plataformas de publicación son muy comunes, y Bolivia ya cuenta por centenares los blogs publicados diariamente (http://blogsbolivia.blogspot.com/), hay un interesante ejemplo que con más de 10 años aun sobrevive en la red. Se trata de una novela virtual, publicada por Fernando Aracena, coautor también de la novela para niños “Juancito Pinto”. “Latinoamérica 2025” (http://members.tripod.com/~Aracena/index-2.html) es una extensa novela online publicada en los antiguos alojamientos gratuitos. El texto cuenta la historia de una guerra del futuro en la que Bolivia y Latinoamérica cumplen una posición importante. En palabras del mismo autor: “Hispanoamericanos del futuro libran una guerra que podría convertir a la región en la nueva superpotencia hegemónica que dictará el destino del planeta. Como primer paso, una guerrilla hispanoamericana desencadena el terrorismo cibernético. El riesgo es grande pero está justificado: Están en juego la viabilidad ecológica del planeta y la supervivencia del tercer mundo”. La narración tiene todos los elementos de una novela de ciencia ficción de aventuras pero más que una novela es una saga, abundante y con una desbordante historia donde convergen tecnología, política, ecología, etc. Es una producción sumamente notable casi desconocida en nuestro país. La mejor definición de la novela es la que el mismo autor hace de esta: “Amena, liviana y high-tech”.

Otro ejemplo de formatos digitales que permiten a los autores buscar sus propios caminos de publicación, es el utilizado por el escrito boliviano Miguel Lundin Peredo, que desde su blog y con herramientas de publicación digital ha escrito varias novelas cortas de ciencia ficción como "Mordida Paceña", "Armageddon Sphere X", "Vuldargar Fury" y "Sueñan los androides con putas mecanicas?". Estas obras, noveletas lúndicas, en sus propias palabras se tratan de una ciencia ficción alucinada y surrealista.

Un tercer ejemplo de obras de ciencia ficción en formatos digitales, se encuentra la segunda obra de Rodrigo Antezana quien ya fue nombrado por su novela “El Viaje” (2001). En esta ocasión el autor publica en su blog personal la novela por entregas “Un sendero hacia el atardecer” en este texto la exploración del futuro es mucho más audaz y el universo que plantea más complejo, en las palabras del autor: “el planeta Tierra fue unificado tras una terrible guerra mundial, el líder de la unificación fue el llamado filósofo T.A. Su ideología se impuso sobre el planeta. Uno de sus principales recomendaciones fue no abandonar la condición humana. Más de mil años después de la caída de la Confederación Humana, una persona ha encontrado una manera de otorgarse un poder nunca antes imaginado. En el otro extremo de la galaxia, Kane Cefaz, cree haber descubierto la naturaleza de ese poder y prepara un equipo de héroes para enfrentarlo. Una de las elegidas para esta campaña es Rima Pádemar, una joven de casi dos siglos que todavía lucha por encontrar un lugar propio dentro de su sociedad”.

Y a pesar de que aquí sólo exploramos la literatura de ciencia ficción, es importante acotar la existencia, si bien pequeña y poco conocida de otros formatos de creación:

El Comic con varias revistas bolivianas en la que eventualmente se toca el género, y la novela gráfica “Bilis Negra” (2001) de Mario Markus, ambientada en el Año 2045 cuando los científicos son perseguidos como criminales ante los estragos causados por la biotecnología.

El Cine con películas de alcance nacional como “El Triángulo del Lago” (1999) en la que se conjuran elementos clásicos del cine de género como los viajes en el tiempo, los universos paralelos, el triángulo de las bermudas, las reencarnaciones.

El cortometraje de ciencia ficción “Exodo” de Juan Pablo Richter, que habla sobre un mundo en donde el que siente... muere. Formato que puede empezar a tener mayor trascendencia gracias a las plataformas para compartir videos y el bajo costo de las cámaras digitales.

Todos estos ejemplos son variados y con temáticas muy diversas como para intentar hacer generalizaciones. Lo que si indica es que en estos últimos años la ciencia ficción en Bolivia está muy activa y seguramente traerá muchas más sorpresas.

Ciencia Ficción Boliviana (V)

Segunda entrega sobre la Ciencia Ficción Boliviana con la que intentamos realizar un repaso de la ciencia ficción escrita en nuestro país. Hay muchos textos que faltan, así como nombres y autores, pero el presente blog está creado para reparar esa falta. Aqui pueden revisar la primera parte, la segunda, la tercera y la cuarta.

Antologías

Parecería que en Bolivia la ciencia ficción estuviera sostenida por antologías antes que por libros. La revista boliviana "Correveidile" dirigida por el escritor Manuel Vargas dedica su número 20 a la fantasía y a la ciencia ficción rescatando muchos de los autores que aquí hemos reseñado. El mismo año (2000) el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) convoca a un concurso de cuento de ciencia ficción como parte de sus Informes de Desarrollo Humano. Santillana publica este libro dando a conocer la muestra de 10 cuentos de jóvenes entre 17 y 22 años de edad. De todos los cuentos publicados muy pocos logran tener la calidad necesaria para ser buenos representantes de la ciencia ficción Boliviana. Las excepciones se pueden encontrar en el primer y segundo lugar, Greg Mercado con su cuento “El KOAN-testador” realiza un notable esfuerzo con un cuento heredero de textos de Asimov o Scott Card pero más metafísico. Nayra Corzón, en el segundo lugar del concurso, muestra un relato más complejo y arriesgado en el que la ciudad del Alto se convierte el espacio donde unos personajes juegan y luchan entre desechos nucleares y “basuras del siglo pasado”.

Un año antes se había convocado el concurso Ciencia Ficción de la Agencia Suiza para el desarrollo y la cooperación (COSUDE) con una publicación de ciencia ficción en forma de periódico futurista, con noticias, sueños y exploraciones de Bolivia muchos años en el futuro. Ni la del PNUD ni esta última publicación, ambas propiciadas por el periodista Rafael Archondo, tuvieron mayor trascendencia que aquella del momento de su publicación.

El año 2006 la editorial "Gente Común" publicó la antología "Inmigraciones de Arkham" en la que nueve escritores bolivianos revisan los lúgubres territorios creados por el maestro del cuento de horror H. P. Lovecraft, para ambientarlos a una región más conocida. Bolivia entonces se vuelve el espacio donde estos cuentos de terror y ciencia ficción cobran lugar.

Ciencia Ficción Boliviana (IV)

Cuarta entrega sobre la Ciencia Ficción Boliviana con la que intentamos realizar un repaso de la ciencia ficción escrita en nuestro país. Hay muchos textos que faltan, así como nombres y autores, pero el presente blog está creado para reparar esa falta. Aquí pueden revisar la primera parte, la segunda y la tercera.

Los Nuevos Exponentes

El año 2006 se publica la primera edición de "Las Amazonas Poder y Gloria" de Ivan Prado Sejas, novela que una vez más entrecruza los caminos de la fantasía con la ciencia ficción. Este texto fabula con los indicios de la antigua Atlántida, con su conformación geográfica, su cultura y política, a través de Surya, una adolescente. La niña revive la historia de las amazonas, la época culminante de los atlantes; así como también llega a conocer cómo declino esa civilización. La narración muestra el rol de las amazonas en la guerra librada entre el bien y el mal. La arremetida de las tribus del Norte hacia las comunidades del Gran Paititi y la alianza entre estas comunidades y las Amazonas.

La segunda obra del autor, El Crepúsculo en la noche de los tiempos" (2008) es una novela más compleja y dinámica que la anterior. En este texto Prado Sejas “maneja a gusto los planos astrales; no tiene reparo en agitar las tranquilas aguas del Titicaca, en busca de una ciudad perdida, donde una puerta misteriosa esta a punto de ser abierta” (Cáceres Romero). Estas aventuras poseen un imaginativo diseño donde incluso cumplen un juego términos quechuas y leyendas mitológicas.

El mismo año 2008 la escritora paceña Marcela Gutierrez que ya había publicado varios textos que circulan los géneros de lo fantástico y el terror publica “La mujer que no se equivocaba” una colección de cuentos, algunos de ellos de ciencia ficción, en los cuales es posible presenciar las historias de una anciana que vuelve a la vida, un encuentro con extraterrestres en el lago Titicaca y un muchacho que halla una puerta a otra dimensión. Estos textos surgen del paisaje y de los mitos bolivianos, alejándose de historias en el que sólo la tecnología o el futuro tengan presencia.

Y aunque hablar de uno mismo es pecar de poca modestia, el 2008 la editorial La Hoguera publicó la colección de cuentos “Memorias de Futuro” de Miguel Esquirol en la que se reúnen cuentos de muy diferentes tonos, pero siempre fieles a los subgéneros desde los cuales han sido inspirados. Pero más allá que literatura de ciencia ficción, el libro conecta diferentes espacios y culturas, referencias a Borges, Arlt o Saenz pueblan las páginas, así como a hechos reales transformados luego por la ficción. Pero más allá de eso debajo de muchos de los textos se encuentra Bolivia, con su historia y sus mitos pero articulada en espacios muy diferentes. Aprovechando estos juegos y conexiones es posible encontrar monstruos en el lago Titicaca; seres mitad hombre y mitad máquina en el mercado recorrido por el escritor paceño; aunar el altiplano con el Far West o que finalmente sepamos aquello que vio Roy Batty y que, esperemos, no sea olvidado como lágrimas en la lluvia. Los textos sirven para explorar cómo la tecnología nos afecta en nuestra vida cotidiana, cómo nuestra identidad está expuesta y cuáles son las locuras, las fantasías y los sueños que alimentan al hombre.

Ciencia Ficción Boliviana (III)

La tercera entrega del artículo sobre la Ciencia Ficción Boliviana con la que intentamos realizar un repaso de la ciencia ficción escrita en nuestro país. Hay muchos textos que faltan, así como nombres y autores, pero el presente blog está creado para reparar esa falta. Aquí pueden revisar la primera parte, así como la segunda.

Los Grandes Exponentes

También en el nuevo siglo es imposible de evitar la presencia de un autor que si bien no es propiamente autor de ciencia ficción, varios de sus textos tienen elementos inconfundibles de estas narraciones. Se trata de Edmundo Paz Soldán con novelas como “Sueños digitales” (2000) en el que se intenta cambiar el pasado con Photoshop, el cuento “Reality Runner” en el que un juego de video tiene protagonismo principal o “El delirio de Turing” (2003). Es en esta novela Edmundo Paz Soldán no hablará de mundos futuros o de tecnologías asombrosas, sino de elementos mucho más cercanos a Bolivia. La novela cuenta la historia de un Criptoanalista, de un Hacker salido de los barrios bajos de Quillacollo, de un videojuego en el que todos los ciudadanos se encuentran e interactúan, pero al mismo tiempo cuenta la guerra de la electricidad (reflejo a la de la guerra del agua ocurrida años antes en Cochabamba) y las herencias de miedo y paranoia de las dictaduras militares. La narración tiene mucho de ciberpunk, de exploración en el futuro cercano de un momento actual, pero también mucho de análisis de la realidad. Paz Soldán, recrea esa ciudad: “Río Fugitivo” cada vez más alejada de la Cochabamba real, pero por eso mismo más auténtica.

Tres años después se publica una de las novelas más interesantes del género publicadas hasta el momento, también de la mano de una extranjera. Se trata de la novela “De cuando en cuando Saturnina” (2004) de la antropóloga inglesa Alison Spedding que vive en nuestro país desde hace de 15 años. Heredera del Ciberpunk Alison Spedding plantea una Bolivia futura: Es el año 2086, una revolución indigenista, arcaicista, racista y sanguinaria ha impuesto un nuevo régimen y ha fundado un nuevo país: Qullasuyu Marka, también conocido como La Zona Liberada. La “Cortina de Hierro en los Andes” no tiene televisiones, ni periódicos, ni editoriales. Los blancos no han sido expulsados, simplemente huyeron tras la Guerra de Liberación del 2022. La protagonista, es “Satuka”, navegadora espacial y activista política, que se hizo famosa a nivel interplanetario después de su temeraria participación en la destrucción de la luna marciana de Fobos (último reducto de supremacía blanca) en el 2079. Con esta novela se ha escrito una historia novedosa que plantea teorías nuevas y que aprovecha la cultura y la realidad de Bolivia para ficcionar un futuro quizás no tan utópico pero si basado en lo real, en tendencias e ideas que están presentes. La historia no sólo es la aventura de “la satuka" sino que se sirve de las características de la ciencia ficción para imaginar y analizar qué ocurriría si el pueblo Aymará fuera el dominante, o si los campesinos decidieran verdaderamente entrar en guerra. Dos años antes de la elección del presidente Evo Morales, ese libro se adelanta, si bien de forma exagerada y novelada, a lo ocurrido en el país en los últimos años y plantea posibles desenlaces de un futuro común.

Otra novela, también del 2004 es “El Huésped” de Gary Daher, autor también de otra novela del género “La Biblia de Maltavos”. “El Huesped” un texto difícil categorizar como ciencia ficción por no tener los elementos típicos (sociedades futuras, alta tecnología) pero entra claramente dentro de esta categoría al contarnos una historia de una sociedad con reglas diferentes a las conocidas, con una cultura y desarrollo social propios y con la extrañeza del extranjero que tiene que adaptarse a lo desconocido. La novela cuenta la llegada de Rodríguez a un “hotel”. La sección 1211, de un edificio-colmena parte de una serie de secciones similares, vigilado por una red de ordenadores y por una fuerza controladora y desconocida. En esta novela está presente la sociedad vigilada de Orwell pero también Philip K. Dick en la extrañeza del individuo (y del lector) ante lo que no entiende. El personaje luchará primero por regresar a su mundo, después por permanecer con la mujer de la que se ha enamorado, y finalmente por intentar comprender la locura en la que se ha metido.

Ciencia Ficción Boliviana (II)

Segunda entrega sobre la Ciencia Ficción Boliviana con la que intentamos realizar un repaso de la ciencia ficción escrita en nuestro país. Hay muchos textos que faltan, así como nombres y autores, pero el presente blog está creado para reparar esa falta. Aquí pueden revisar la primera parte.

Final de Siglo

En 1989 llega la novela “Utopia 2487” de un alemán de origen judío, Werner Pless, donde de manera similar a la novela de Montenegro el personaje es dormido para despertarse 500 años en el futuro y descubrir que todo lo que conocía ha cambiado. Ambos viajeros en el tiempo, como ya lo hiciera H. G. Wells más de medio siglo atrás, intentan entender este mundo futuro y el texto utiliza la narración como una metáfora de los errores y avances del tiempo presente. Con estos ejemplos parecería que el mundo científico y de avanzada tecnología aun en los albores de los noventa resulta ajeno a Bolivia y a los autores no les queda otra opción que imaginárselo futuro y distante. También publicó una novela anterior "La luz de la muerte" (1973)

Ya comenzada la última década del siglo XX se puede encontrar a Hugo Murillo Benich pintor surralista y autor que publicó varios textos a medio camino entre la fantasía y la ciencia ficción. En 1990 su cuento “Paraíso” (1990) obtuvo el Premio de Cuentos Franz Tamayo, el año siguiente ganó otro galardón con otro cuento de ciencia ficción, y en 1992 “El imperio de Wallallu” ganó el premio de cuento del periódico Presencia. De profesión ingeniero de minas, también hizo estudios en la Escuela de Bellas Artes de Oruro, y en la Escuela de Pintura de Ixelles, Bruselas. Se ha especializado en historietas y dibujos. Este mismo autor plantea la razón para que no exista una muestra mayor de autores de este género: “la aplastante realidad … nos obliga a ocuparnos de asuntos más urgentes y terrenales”.

Tenemos que ir al nuevo siglo para encontrarnos más ejemplos de novelas de ciencia ficción. Estos textos, más cercanos a las categorías clásicas del género, encuentran su gran novedad en que la tecnología, los avances científicos y la proyección de la sociedad presente son más cercanos y menos metafóricos a pesar de que muchos de los autores siguen explorando mundos ajenos y extraños.

En el año 2001 se publicó “El Viaje” del escritor Rodrigo Antezana. Esta novela de la editorial Nuevo Milenio muestra, ahora si, un mundo futuro que ya no es visto desde el presente, sino que es presentado como un universo cerrado y completo, con estructuras sociales y culturales propias ampliamente desarrolladas en el texto. El libro muestra un mundo de estética post-apocalíptica donde se da el encuentro entre dos pueblos totalmente opuestos, los que recuerdan más a los seres humanos, y los seres mecanizados o Vanders. El autor, que no terminar de inclinarse por ninguna de estas posibilidades, relata ampliamente los detalles de ambas sociedades. Este mundo futuro ya no es una simple metáfora como ocurría con anteriores publicaciones, sino es la exploración de miedos y obsesiones del autor entrelazando esto con las aventuras que los personajes vivirán.

El mismo año se publicó la novela ganadora del Premio Milenio a la Primera Novela, “La Caja Mecánica” (2001) de Miguel Ángel Gálvez en la que la maravilla de lo mecánico alimenta el horror del personaje que se va perdiendo en un universo cada vez más caótico.

Ciencia Ficción Boliviana (I)

Hoy comenzaremos con un artículo en varias partes sobre la ciencia ficción boliviana. Este artículo, reescrito y ampliado de uno más antiguo, realizará un repaso de la ciencia ficción escrita en el país. Esperamos que con esta página pronto podamos ampliar este artículo que está en constante re-escritura y corrección.

Los antepasados

El título parecería contradecirse a sí mismo. ¿Cómo puede haber ciencia ficción en un país en el que apenas tenemos ciencia?. Pero en Bolivia todo predispone para aceptar este género literario como algo propio: la mezcla de culturas precolombinas con ordenadores de última tecnología, monolitos ancestrales y Boings 747 que llevan a bolivianos a países que si parecen futuristas, cafés Internet al lado de puestos callejeros de papa que repiten otros ancestrales, centros de alta tecnología ubicados en medio del altiplano. Las contradicciones que se pueden encontrar dentro de las fronteras del país nos permiten creer que cualquier cosa es posible y la ciencia ficción no es más que explorar esas posibilidades.

Pero a pesar de que tenemos un caldo de cultivo apropiado para una ciencia ficción muy boliviana, muy nuestra, los libros que se han escrito sobre el tema son muy pocos, casi desconocidos y varios de ellos escritos por extranjeros. En los últimos años podemos ver cómo esto va cambiando, y aunque la literatura boliviana sigue siendo en esencia realista, podemos encontrar nuevos nombres que revitalizan el género.

Dos de los libros del género más antiguos de los que encuentro referencias son “Víctima de los siglos” (1955) de Armando Montenegro y "El Encuentro" (1967). El primero utiliza la excusa de una bomba atómica (cuando este tema era de actualidad por la guerra fría), donde el autor congela al protagonista gracias a un extraño gas producido por la explosión y lo hace despertar 5000 años en el futuro. Allí se encontrará con una ciudad futurista cuyos habitantes tienen grandes desarrollos tecnológicos y mentales, como la telepatía, además de otras sorpresas. Armando Montenegro fue periodista, músico, narrador y tradicionalista, nació en Cochabamba el 19 de diciembre de 1901 y falleció en esa misma ciudad en 1981. Hizo labor de periodista al fundar el periódico "El Valle" (1945); también fue redactor del periódico Los Tiempos. Eximio guitarrista, desempeñó funciones públicas que culminaron con su nombramiento como Alcalde de la ciudad de Cochabamba.

El segundo autor, Álvaro Pinedo (¿1930?) fue oficial de la policía y narrador del que se sabe muy poco. Ingresó al servicio activo en 1952 como Intendente de la Policía de Rurrenabaque. Al abandonar su trabajo de policía se dedicó al transporte pluvial en los ríos del oriente boliviano, ámbito geográfico del que saca la mayoría de sus temas. Actualmente se halla en España (Madrid), donde es corresponsal del diario “Los Tiempos” de Cochabamba. En 1965 ganó el Primer Premio del Concurso de Cuento auspiciado por el vespertino “Última Hora”, en La Paz, con “Danza en la Hoguera”. Empezó publicando "El encuentro" (1967), una colección de relatos de ciencia y ficción, al que continuaría "Historias extrañas" (1984) y "Narcotráfico. Caso 451" (1991) "Más allá de los sueños" (2005). Ambas novelas las primeras en el género y hoy ya de autores olvidados, se escribieron en un momento que la ciencia ficción en Estados Unidos vivía su edad de oro gracias a revistas como "Amazing Stories" y en la propia Latinoamérica con la editorial Minotauro hacía llegar a Bolivia un gran número de excelente traducciones de novelas del género. En cambio en nuestro país estas novelas no pasaron de experimentos publicados bajo la categoría de “historias fantásticas”, otro género si lo queremos separar de la ciencia ficción, a pesar de haber estado mejor recibido sigue teniendo muy poca difusión.

Otro ejemplo de un autor extranjero que publica en Bolivia novelas de género (o cercanas a este) es Harry Marcus con textos como “El abismo de Estrellas y otros cuentos” (1977), “Proyecciones” (1981) o el “El último poema”. Este autor nacido en Alemania, vino a Bolivia a sus seis años y se quedó hasta los treinta, escritor, poeta, amigo cercano de Cortazar y fabricante de veletas, utilizaba al futuro o el espacio como mera metáfora poética de la humanidad.