KRYGOR: LA MANDRAGORA (Relato IV)



Las muñecas recuperadas de la reversa fábrica se integraron a la comunidad del Ejército de Liberación Terrestre en diferentes actividades. Una de ellas llamada Mandrágora - 90909 con hermosos ojos verdes y cabellera de color alga marina. Ella estuvo entre las tres que no quisieron rehabilitar su aparato reproductor.

Ingresó a cumplir tareas en el servicio de contrainteligencia aprendiendo a decodificar en los canales etericos, el lenguaje cifrado del imperio, cuyos rastros se recolectan después de todas las operaciones bélicas llevadas a cabo. Los contraataques imperiales a las bases de los rebeldes se suceden cada vez con inusitada precisión.

-- No hay por donde perderse, tenemos un infiltrado – señala el general Néstor N-07, vestido aún con el uniforme sucio de combate.

-- Es posible general--. Señala lacónico el líder Mallku ZV-3, con señales de preocupación en el rostro.

-- Es un hecho… a este paso no tardarán en atacar nuestro cuartel general.

-- ¿Tiene alguna teoría al respecto apreciado general?

--Estamos investigando todas las incorporaciones recientes.

--¿Incluidas las muñecas?

--Así es; les retiramos con mucho cuidado todos sus implantes, guardando el registro de su memoria remota, lo cual nos ayudó a descubrir algunas rutas de patrullaje armando las restos mnémicos, como un complicado rompecabezas.

--Ellas saben que les salvamos de una muerte segura, en el reciclador de la destruida fábrica de muñecas.

--Uno nunca puede estar seguro.

--¿Revisaron la sala de reuniones de Comando Central?—pregunta ZV-3.

--Se halla protegido de toda emisión física y toda emanación psíquica por el escudo que ya conoce.

Mandrágora se halla flotando en el agua de la bañera, sus cabellos lucen un brillo más intenso, ondulando con suavidad sobre el líquido tibio. Tras sus párpados cerrados sus pupilas se abrían y cerraban de manera intermitente. Entretanto el Comando Militar celebra una reunión de planificación militar. Krygor camina por el salón oteando con su poderosa mente el ámbito eterico, sin descubrir nada anormal. Las voces, ruidos y pensamientos rebotan contra el campo energético protector de la sala sin mayores inconvenientes.

Concluida la reunión, se determina una sesión de relajamiento musical con melodías muy antiguas. Una vez concluida la discusión y planificación del siguiente operativo, reclinan los mullidos sillones, mientras el aire, se llena de los acordes de una antigua melodía, titulada “Sonidos del silencio” hallada en las ruinas de una antigua “discoteca” donde se practicaban las danzas de apareamiento de los antiguos humanos. Terminada la agradable sesión, todos se dirigen a cumplir las diversas tareas.

Krygor ingresó a la sala de control, de donde podía observar los diferentes recintos de la base. A punto de abandonar la sala, percibió lo que solo él podía hacerlo; ¡una voz de mujer canturreaba “Sonidos del silencio”¡ El canto provenía de uno de los dormitorios. Enfocó allá sus sentidos y pudo escuchar los casi imperceptibles chasquidos de unas pupilas al abrir y cerrar sus diafragmas. Graba en un decodificador la rápida secuencia de sonidos, varía los ritmos; remplazando la secuencia por significantes conocidos del alfabeto humano donde van apareciendo significados conocidos los cuales son enlazados por un programa lógico actual, hasta aparecer un texto; un texto muy conocido para Krygor.

--Esta noche, el Comando Central del ETL en pleno, ha colocado en marcha el plan de una incursión para destruir el principal arsenal de robots autopropulsados del imperio, donde participarán los oficiales y soldados más experimentados.

--En medio de un incesante tintineo de sonidos y luces de colores guiñando sobre las lustrosas superficies de una nave imperial de comando. El general a cargo planifica otro ataque:

--Mordieron el anzuelo, aniquilaremos a su plana mayor.

--Pero no a todos.

--Oficial, el enemigo no arriesgará a todos en un sola operación.

--Disculpe Comandante.

--La reunión y concentración de sus tropas será en una zona intraterrena muy profunda.

--Tenemos la posibilidad de ingresar nuestras armas de ultrasonido con precisión guiados por las señales de un emisor colocados en ese punto.

--Pero ¿cómo lo lograremos…?

--Es un secreto imperial oficial.

Mandrágora recuerda acostada cuando era una bella niña con el pelo del color de las algas marinas, antes de que el mar se convierta en una cloaca. Se ve espiando a su madre desnuda en una alberca, mientras cantaba para el señor; su “padre” según le confeso alguna vez la mujer. El canto dejaba adormecido al remojado hombre mientras su uniforme militar descansaba bien doblado a la orilla. Mandrágora veía con angustia a la mujer empujada con brutalidad entre los peludos muslos del hombre, mientras la voz ronca gritaba – ¡así, así! –aplastando con fuerza medio asfixiada contra su masculinidad. Luego del atávico grito del desahogo, le ordenaba – ¡vete!; dile a mi esposa que comeré solo en la cama. Ella respondía con desmayada voz – Si señor – para luego salir, arreglándose el pelo, con los ojos llorosos, escupir con asco a un rincón. En una ocasión, el señor golpeando a su madre, le gritaba – ¡estás vieja, ya no sirves para nada¡--. Un leve chirrido de la puerta la sacó de sus recuerdos. Era la figura de ZW-3, dibujada en el umbral, quien dirigiéndose a ella le dijo –. Solicitaste participar en un operativo militar, pensamos que ya debes participar en acciones militares; tienes la suficiente preparación teórica, es hora de ponerla en practica.

--¿Qué debo hacer?

--Te darán las instrucciones a su debido tiempo – dicho esto salió del lugar cerrando la puerta corrediza tras de si. Ella entusiasmada volvió a recordar a su Amapola 2323; la amada hija.

Tiempo después es trasladada a un cuartel en uniforme de combate, donde le dotan de un pequeño equipo de primeros auxilios. Recibe instrucciones de permanecer en un lugar donde se evacuarían los posibles heridos. El equipo de acuerdo a la información suministrada, estaba equipado por un emisor un láser miniaturizado, para cohibir las hemorragias en forma instantánea, conectado a su casco mediante un delgado cable. Este rayo es también un arma poderosa; dirigido en caso necesario a máxima potencia, esta arma de gran alcance podía perforar una estructura blindada.

Seis naves imperiales se perfilan en la oscuridad del cielo, al mando de la enorme nave de comando.

—Este es el lugar –señaló un piloto, esperemos la señal de emisor subterráneo.

--Ya llegó, ya llegó… ataquen, ataquen -- ordena el jefe. Pero antes de poder pulsar los botones para la emisión de los mortíferos chorros de ultrasonido; la nave es golpeada por alguna fuerza, presenta un breve estremecimiento para luego explosionar. Al ver lo sucedido con la nave insignia, el resto de las naves se retiran en abanico a gran velocidad, solo para encontrarse con un cerrado frente de fuego, con nutridos disparos de fusiles láser, provenientes de las tropas rebeldes escondidas en el interior de grandes rocas simuladas, por donde asomaban sus armas por mimetizados visores. La naves imperiales en pánico devuelven el fuego a ciegas, con desorden, contra todos los promontorios al alcance de sus miras. En el intercambio son alcanzadas dos naves más. El resto retorna a su base mientras informara de la emboscada, mientras los restos de la nave comando yacían esparcidos en el pedregoso terreno. Con precisión y rapidez, los atacantes seleccionan y recogen los restos, entre ellos el uniforme con el casco del cadáver quemado del comandante imperial.

Mandrágora, evacuada con celeridad hacia un pasaje subterráneo, pregunta angustiada -- ¿qué paso? – ya pasó todo – le contestan -- no tenemos bajas –. Ella rompe en un inexplicable llanto.

Sola en su habitación se sumerge en la bañera. El tono de su cabello mojado no se modifica absoluto –. Mi hijita, mi hija…qué será de ella – piensa con profunda tristeza.

--Ella no existe – suena una voz y de un rincón se divisa la figura de Krygor. Ella cubre la desnudez de su cuerpo con una toalla mirando incrédula a su extraño interlocutor.

--¡Quién es usted…qué quiere aquí¡

--No temas soy tu protector, quien te ayudó a llegar aquí junto a tus compañeras cuando iban a ser recicladas.

--Donde está mi hijita… porque dice que no existe.

--Te implantaron recuerdos.

--¡Pero ella es real, se llama Amapola…

--Ya te dije, ella es una creación artificial, con imágenes de tu niñez; la madre que contemplas en tus recuerdos eres tú misma.

--¿Cómo puede ser?

--Implantaron en tu cerebro una historia falsa para infiltrar nuestra organización.

--Como puedo saber si lo que dices es cierto

--¿Amapola tenia alguna marca visible en el cuerpo?

--No… conozco a la perfección todo su cuerpito.

--Quédate quieta y relajada… pon tu mente en blanco – le ordena K, ella obedece y pronto visualiza la figura de Amapola, la visión se detiene y se amplifica la imagen del hombro, donde un aparente lunar es en realidad el tatuaje de una mariposa azul… el mismo tatuaje que lleva ella desde niña – K abandonó el recinto, dejando un chip sobre una mesita –son las imágenes si editar de tu vida en cautiverio, las recuperamos del casco de quien creíste era tu padre. No tiene ningún trazo genético emparentado al tuyo en los restos de sangre de su uniforme.



K y ZV-3, platican en la acogedora soledad de su estudio de este último:

--¿Cómo te diste cuenta?

--Cuando escuche la melodía de “Sonidos del silencio”, me percaté que ella nos escuchaba, a partir del golpeteo molecular de las vibraciones musicales sobre las paredes de muestra sala de reuniones, blindada para cualquier tipo de emanaciones, pero no para el eco del choque de ondas sonoras, las cuales eran detectadas por los músculos de los iris de los ojos; luego, codificadas en una escala de color y enviadas a través de una red emisora instalada en la cabellera de la joven. Los mensajes viajaban encubiertos por las corrientes de vapor de la bañera cuyas microgotas cumplían la tarea de cristales refractando los colores, para fluir en columnas luminosas hacia la superficie, por una red de finas fisuras propias del terreno, hasta ser recibidas por los receptores del Imperio.

--Como supiste que no tenía una hija.

--Ella no sabía que nosotros conocíamos, la ausencia de aparato reproductor, sospechamos cuando se negó a instalarlo, además, es útil buscar en la basura… no usaba paños, el resto lo conoces perfectamente, la señal para localizarnos, sirvió primero a nosotros para dirigir nuestro rayo omega y destruir su nave comando y averiar dos naves más gracias al sorpresivo fuego de las casamatas de roca.

--En realidad gracias a tecnologías antiguas redescubiertas; como el amasamiento de rocas, en antiguas crónicas en piedra descubiertas debajo de las ruinas tiahuanacotas, durante la excavación de pasajes para la tropa.

--Pegamos primero, gracia a la bella Mandrágora y pegamos dos veces… pero la lucha será larga, muy larga. El imperio es poderoso pero no invencible.

--¿Qué hacemos con ella?

--Quitada la venda de sus ojos, será una buena compañera, ella ya solicitó la dotación de un aparato reproductor, quiere ser mamá.

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