La Invención de Morel

¿La apariencia será muy distinta a la realidad,
o será otra forma de la realidad?
Bioy Cacáres

Muchas veces parece que la ciencia ficción alejada de su entorno más “duro”, más tecnológico y centrado en la máquina, en la ciencia, en el ingenio eléctrico pierde una parte de su espíritu, pero a la vez gana en profundidad temática y sensibilidad. La misma sensación de pérdida, de alejamiento de la ciencia ficción ocurre cuando esta se escribe en un entorno latinoamericano, pero si es Adolfo Bioy Casares el que lo hace, este nuevo ingenio verbal tendrá visos metafísicos que van más allá de la simple invención de su personaje. Hablo de la “invención de Morel” (1940).

Morel crea en una isla desconocida una prodigiosa máquina que copia y emite no sólo la forma y el sonido, sino el volumen, el tacto, el olor y en fin todo lo que hace un objeto tener la apariencia de real. Con esta máquina filmará, si podemos comparar a tan simple acción, una deliciosa semana que con sus amigos disfrutará en una isla paradisíaca. Estas imágenes, que como dije son más que simples imágenes y tienen cuerpo y vida, se repetirán en un ciclo infinito llenando de fantasmas aquella isla.

Años más tarde (pero mucho antes en la novela) llegará el protagonista a la isla huyendo de la justicia a esconderse a esta isla y se encontrará con estos hombres y mujeres que la moran sin advertir su presencia. El simulacro de lo real será tan poderoso que sin saber que se enfrenta a una imagen se enamorará de Faustina, una hermosa mujer de perfiles gitanos, que cada atardecer observará el sol y el mar.

El narrador no sospechará que es engañado por esta máquina por semanas, y al mismo tiempo que empieza a recelar que él mismo es invisible o loco. Ambas teorías lo hacen a él menos real que a lo creado por aquella máquina. La isla misma empezara a mostrar soles repetidos, ausencias repentinas, secretos que le urgirán descubrir.

Finalmente Morel descubrirá el en engaño en el que ha caído, al mismo tiempo que los amigos de Morel (o sus imágenes) descubren que han sido filmados sin permiso, y que quizás este acto les traiga la muerte. El narrador, aun enamorado de su fantasma, buscará entrar en la misma existencia eterna y repetida, filmándose a si mismo en conversaciones mil veces ejercitadas con su amada. Así, cuando el narrador muere por efecto de la máquina monstruosa, permanece combinado en la filmación original, disfrutando de su amor para toda la eternidad.

Algunos temas que me intrigan en esta obra: La inmortalidad nacida de una imagen, de una reflexión. La muerte ocasionada por la copia, como la fotografía que roba el alma. La isla habitada por su propio fantasma. La realidad que se vuelve menos real que lo ficticio: un simulacro de un simulacro.

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