KRYGOR: LA FABRICA DE MUÑECAS (Relato III)



--Solo se recuperaron seis de las siete unidades entregadas.

--¿Qué pasó con la séptima?

--Desapareció.

--¿Cómo pudo suceder?

--Tenemos que hallarla…



Una hambrienta niña sucia, se esconde entre los retorcidos hierros de una antigua construcción, que otrora fuera una estructura militar destruida, crispada como los huesos de una esquelética mano. Sentada sobre la tierra yerma, se arropa en los harapos de su raído traje de fantasía. De pronto aguza su fino oído para, escuchar un breve sonido amortiguado. Paralizada de terror no atina a regresar al hueco de donde salió para masticar las últimas sobras de una comida fermentada. Por instinto toma una piedra entre sus manos para su eventual defensa y espera quieta en absoluto silencio. Distingue una sombra aproximándose, para ingresar a la ruina. Cuando se apresta a descargar el golpe sobre lo que supone la cabeza de un perseguidor; una voz le habla directo a su cerebro –“soy amigo”--le tranquiliza con suavidad. Ella corriendo el riesgo, sinsabor porqué, detiene el golpe a medio camino, sin soltar la piedra. Pronto se incorpora ante ella, un hombre de gesto amable, con mirada penetrante, vestido con un gastado traje de combate; pero en apariencia desarmado. Hay esa mirada escrutadora, algo que no puede explicar.

--¡Quién es usted! –le dice en voz baja sin soltar la improvisada arma contundente

--Mi nombre no importa; no te haré daño, suelta esa piedra... no es necesario

--Todos me dicen lo mismo, pero al final me maltratan y lo unico que quieren es hacerlo… y si usted también quiere hágalo ya, pero no me lastime.

--¿Hacer qué?

--Para lo que fui fabricada.

Los ojos del hombre la miran con profunda mezcla de ternura y tristeza, mientras le ofrece un frasco conteniendo un cristalino líquido.

--¡Qué es!—pregunta, mirando el contenido con desconfianza.

--Agua, solo agua para calmar tu sed.

--Con cuanto de radiactividad –vuelve a preguntar mirándole sin temor a los ojos, mientras toma de su interlocutor.

--Ninguna radioactividad; es agua pura.

--No es posible. Nadie la tiene, toda el agua está envenenada... así nos dijeron.

--Nosotros si. La obtenemos de ríos no contaminados.

--¿Quiénes son ustedes y donde hay esos dichosos ríos de agua pura…

Antes de terminar la frase, el hombre de improviso le hace una señal de silencio, mientras le toma una mano con relampagueante rapidez. Ella queda de súbito inmóvil, rígida, con los ojos abiertos desenfocados y la piel con una palidez mortuoria. El permanece quieto a su lado durante un prolongado lapso, pasado el cual, el hombre la vuelve a mirar con fijeza. Ella despierta del trance exclamando:

--¿Que pasó?¿donde estoy?

--Eres una fugitiva, te buscan, las naves del imperio, por eso te puse en un estado inanimado para evitar que rastreen tus sonidos vitales.

--¿Tú no eres de ellos?

--Yo lucho contra ellos –el aclara con algún énfasis. Por eso, es necesario me cuentes de donde vienes y que piensas hacer.

--Soy una “Muñeca”… mujeres diseñadas para satisfacer los deseos de los señores. Somos las damas más bellas del mundo; desde niñas, nos enseñan a complacer a los amos en todo lo que soliciten. Aprendemos a vestirnos muy bien. Conversamos todo tipo de temas, tenemos excelencia para escuchar a los interlocutores, danzamos cuando nos solicitan. Pero para lo que más nos usan es para cohabitar… Ahí es donde se acaban nuestros sueños.

--¿Por qué dices eso?

--La mayoría de los señores suelen ser amables en su trato preliminar, pero brutales en la intimidad, a pesar nuestra esmerada atención; en especial cuando les pasa el efecto del “Polvo azul”, se complacen sometiéndonos a toda clase de vejámenes. Las que sobrevivimos, quedamos en corto tiempo, llenas de deformidades y cicatrices por los maltratos, que nos inhabilitan muy pronto para continuar sirviendo. Entonces somos recicladas a los sucios burdeles de los “Marcados”, donde termina nuestro ciclo y nuestros cuerpos después son usados para elaborar alimentos con proteínas.

Krygor, cierra los ojos, sin poder reprimir un gesto de profundo dolor por el relato de la niña de ojos verdes.

--¿Dónde las fabrican?

--El lugar exacto no lo conozco, de nosotros dicen que somos clones, obtenidos a partir de varios prototipos originales, obtenidos por manipulación genética hasta lograr modelos no aptos para la reproducción, pero funcionales para labores de apareamiento de placer… para que gocen más con nuestros cuerpos. Después de un periodo de entrenamiento, nos sacan de la fábrica en contenedores cerrados llamadas “jaulas”, para distribuir luego, al consumidor, todo tipo de modelos clásicos; nos rotulan con nombres de flores extinguidas seguidas de números correlativos de las series de fabricación. Nos ponen al servicio de diferentes edades de acuerdo a la exigencia de los señores—el hombre, le vuelve a pedir silencio, mira de golpe hacia la tenebrosa obscuridad de prisa, mientras le dice en voz baja:

--Vamos de aquí, es peligroso—.Se retiran hasta llegar al ingreso de una oculta Chinkana, por donde penetran a una base subterránea penetrando de una masa coloidal de camuflaje, semejante en apariencia al material del interior de la tierra, para evitar el rastreo enemigo. Allá Violeta- 23715, como se llama, es recibida en una base de los llamados “subterráneos”, integrantes del Ejército de Liberación Terrestre E.L.T.



Después de permitirle reposar y alimentarse para recuperar fuerzas, se la invita a una entrevista con el líder del grupo, el Mallku ZV-3 con participación de Krygor. Durante una detallada charla, ella cuenta la travesía en una nave de transporte de material para el reciclado, donde viajaba junto con otras seis compañeras vivas y dos docenas de cuerpos congelados. Allá sentimos una tremenda explosión y cayó la nave y la carga a un lago, “la carga”, en este caso; nosotras, nos hallábamos en un contenedor hermético de seguridad. Yo no estaba ahí porque fui sacada por los pilotos, para divertirlos por turno. Ellos dijeron que fuimos alcanzados por el fuego hostil de los terroristas del E.L.T –“esos malditos “subterráneos”.

Después de caer a tierra, me levanté y pude ver a los dos pilotos aturdidos y el contenedor con mis compañeras había no estaba en su lugar, sus sujetadores estaban rotos y había un gran hoyo en el costado de la nave.

--Si no las han hallado aún, pueden estar vivas.

--¡Ayúdenlas por favor! La pequeña Margarita 743213, tiene solo nueve años.

--Es cierto, trataremos de ubicarlas con vida; aunque, para lo que están destinadas, a ellos les valen igual vivas o muertas—. ZV-3 solicita a K, un mapeo mental retrospectivo de Violeta, para lo cual K le pide a ella, se recueste tranquila en una mullida cama de una solitaria habitación con una agradable luz emitida por cristales luminiscentes. Luego mira con fijeza al entrecejo de la muchacha. Ella cae de inmediato en un profundo trance, como tocada por un mágico conjuro, con los ojos desenfocados. Pronto se abre el archivo mental del pasado inmediato de la niña-mujer. A una orden telepática, muestra las imágenes del ataque, la caída de la aeronave y la localización de la capsula con el grupo de mujeres.

--Están vivas, pero enterradas en el lodo y cuentan con oxígeno para poco tiempo.

--Hay que actuar-- K mira intensamente a la muchacha en trance.



Una capsula de emergencia desprendida del transporte averiado, se detiene en el aire enrarecido:

--Ahí en esa casamata; ahí esta la perrita… vamos por ella.

--Ella trata en vano de escapar, un rayo la paraliza, profiriendo un grito cae pesadamente al suelo, donde es capturada por los pilotos. Tiembla de frío, mirándoles con fijeza al entrecejo mientras comienzan a jalarla con brutalidad de precaria guarida Al interior de la pequeña nave.

--El resto de las unidades de reciclaje se hallan en la jaula desprendida del transporte imperial TI-666, semihundido en el fango de la orilla—comunican a su comando mientras accionan a control remoto unas pinzas mecánicas, para levantar el contenedor metálico embarrado y emprender el retorno.

--El comando imperial espera la llegada de los pilotos sobrevivientes en la capsula de emergencia, con el cargamento, la cual hace un alto de breve tiempo en su recorrido.

--¿Pasa algo?—preguntan desde el comando al capitán de la nave.

--Sin novedad.

--Suena raro el Capitán.

--Debe estar aún con conmoción; Tuvo suerte de salir r vivo del ataque—comenta otro oficial.

--Ya llegaron—la nave se detiene en el punto de desembarque del aeropuerto. Se abre la portezuela automática, por la cual ingresa la tropa de auxilio. Allá están los pilotos sentados en sus comandos con las miradas desenfocadas. Abren la jaula donde se halla un ramo de flores artificiales escondiendo un poderoso explosivo de neutrones. Fue lo último que vieron en esta dimensión. Un destello limpio los pulveriza junto con la infame fábrica de muñecas.

Un comando de rescate del E.L.T. conduce a las harapientas mujeres por los densos pasadizos pasajes subterráneos, hasta conectar con otro disimulado entre las rocas, donde el piso esta pulido e iluminado por una luz azulada, la cual parece desprenderse de las propias paredes cristalizadas del túnel.

Las mujeres rescatadas tiene nombres de diferentes modelos de muñecas seguidas de sus números de serie de fabricación como había relatado Violeta: una rubia Azucena, una rizada Hortensia, una Rosa trigueña, con dos blondas Jazmines y la pequeña Margarita. En la ciudad-cuartel subterránea, son atendidas con esmerada calidez. Después de un proceso de recuperación, recibirán capacitación para cumplir diferentes tareas civiles y militares. Una de ellas pregunta si puede ser mamá – por supuesto tenemos muchos niños huérfanos… necesitamos mamás – le responden.

Cerca a un vaso de un fermento morado, en la hermética sala iluminada por cristales; ZV-3 es testigo de la metamorfosis de la bella Violeta de ojos verdes, en Krygor: el naufrago dimensional.

Autor: Gonzalo Montero Lara

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