Historias Extraterrestres


Sin duda los Ovnis parecen tener como espacio aéreo favorito para hacerse ver aquel que se encuentra sobre los Estados Unidos, principalmente regiones alejadas de los centros urbanos donde únicamente es posible encontrar borrachos o viajeros insomnes. Pero a pesar de que sea allí dónde se asuma que todas las naves extraterrestres han llegado, no podemos sino observar que otros países también dicen reportar encuentros extraterrestres. En Bolivia no es raro iluminar los cielos y los espacios más oscuros de nuestra historia con narraciones de contactos alienígenas, que quizás no lleguen al nivel cinematográfico de aquellos de Spilberg, pero significan nuestro propio contacto con las estrellas.

Jaime Saenz y los extraterrestres

Hace cuatro décadas una extraña carta llegó al escritorio de un director de un periódico de la ciudad de La Paz. La carta fue escrita por el señor Deodato Vera el corregidor de una pequeña comunidad llamada Lambate en las faldas del Illimani, el cerro nevado que se observa desde la ciuda de La Paz. Él explicaba como cada noche, extrañas naves luminosas entraban y salían de una misteriosa caverna en la cima de la montaña. El texto hoy en día perdido en las hemerotecas del periódico fue publicado a ocho columnas dejando sorprendidos a los lectores de la ciudad de La Paz que esa noche no pegaron un ojo observando la blanca montaña en busca de luces u objetos misteriosos.

El artículo abundaba en detalles de las reacciones de la comunidad y en como cuando al caer de la noche las naves estelares y sus luces artificiales llegaban y salían de la misteriosa caverna. El corregidor de Lambate se quejaba principalmente del del ruido que no les permitía dormir durante la noche. Pero lo que coronaba este artículo era la frase con la que el corregidor de Lambate concluye su carta "No nos hacen daño pero tampoco nos molestan".

Más de cuarenta años después de ocurridos estos hechos me entero gracias a un escritor Boliviano que detrás de esa carta y broma sutil se encontraba Jaime Saenz. El escritor más importante de la ciudad, un ilustre desconocido que hoy ya se lo reconoce como el gran artista que fue.

El Periodista y el astronauta

Algo tendrá Bolivia y su historia llena de misterios que le da cierto nivel de credibilidad a las historias de extraterrestres narradas desde esta geografía.

Hace unos meses se publicó la novela EL SALAR DE MARAVILLA, de Eduardo Ascarrunz R. y aunque sabemos que nos enfrentamos a una obra de ficción nada de lo que cuenta suena completamente a ficción. En esta historia, el narrador revela una conversación con el astronauta Buzz Aldrin en 1970 en la que cuenta unos minutos de su viaje a la luna que no se emitieron para el mundo.

Según la obra, que se refiere tanto al ovni como a una serie de visitas posteriores de Aldrin al Salar de Uyuni, los astronautas reportaron al centro de control de la NASA en Houston, Estados Unidos, que una supuesta nave “semiesférica” los escoltaba al llegar a la Luna.

“Aquí estamos los tres… ellos están aquí, debajo de nuestra nave… hemos encontrado unos visitantes”, dijo Armstrong a Houston, recibiendo como respuesta el pedido de que sea más preciso, relató Aldrin. Se produjo luego el siguiente diálogo, de acuerdo con el testimonio del astronauta:
—Aldrin: “Te estoy diciendo que aquí afuera hay otra nave espacial. Ellos están al otro lado del cráter”.
—Houston: “¿Ustedes han conseguido filmar?”.
—Aldrin: “Ningún filme por el momento, las cámaras están fotografiando otros objetivos. Ellos están ahí abajo, están acercándose a la Luna junto a nosotros, viéndonos”.
—Houston: “¿Los están viendo?”.
—Aldrin: “Sí, no estamos solos”.

Este breve diálogo obviamente apareció en poco tiempo en todas las páginas y publicaciones de ufología del planeta despertando debates y nuevas acusaciones de ocultar la verdad a la NASA.

Pero el libro continua con la historia del astronauta que viajará al Salar de Uyuni en Bolivia donde descubrirá secretos míticos de Bolivia.


El escritor y los globos

Pero no siempre la literatura ha tentado a la realidad con sus ficciones. En ocasiones no ha sido a propósito ni con la pluma sino con verdaderos objetos volantes.

Harry Marcus es un escritor español que vivió en Bolivia durante muchos años, escribiendo cuentos y poemas y fabricando veletas, volantines y otros objetos volantes. Él mismo recuerda en una ocasión en que sus proyectos acabaron en primera plana del periódico local bajo el título de “¿Platillo volador en Cochabamba?”. El autor junto a sus primos y amigos realizaban experimentos aerostáticos a principios de los sesenta. En 1962 apareció en el periódico “El Mundo” aquel artículo que asustó a la población. El autor que se dio cuenta a qué hacía referencia el texto acudió al periódico para aclarar el malentendido. Los periodistas se interesaron en el proyecto publicando el nuevo artículo "La verdad acerca del Platillo Volador en Cochabamba", con fotografías, entrevistas y reportajes. Tal fue el interés y el entusiasmo que el hecho generó que el autor y sus amigos tuvieron que fundar un club aerostáticos par enseñar a jóvenes a fabricar sus propios globos y “platillos volantes”.

Este hecho inspiró a varios autores e incluso a un cuento suyo “El Globo” que apareció en varias antologías y colecciones.

Otras narraciones

Pero estas no son las únicas historias que conectan a Bolivia y a los extraterrestres. Textos antiguos y modernos, en las que seres que habitan otros planetas o niveles de existencia. Aquí algunos ejemplos de estas obras:

“Zedar de los espacios”, de Ramiro Condarco Morales
“Los sueños del padre: cuentos de marcianos, terrimarcianos y terrícolas” de Ivan Prado Sejas
“Huellas de luna” Gonzalo Montero Lara
“La invasión de los seres salidos de la no existencia”, de Rolando Abornoz
“El crepúsculo en la noche de los tiempos” de Ivan Prado Sejas
"Ovnis y extraterrestres en los andes" de Hugo Murillo Benich

En la literatura clásica norteamericana de extraterrestres, estos seres son la representación del otro. Pueden ser el enemigo o el amigo, aquel que es diferente a nosotros o que se distingue por su físico, su mente o su mera existencia. Las historias de extraterrestres son las historias que nos dicen que no estamos solos en un universo inmenso, que tenemos que aprender a aceptar la diferencia, o quizás luchar para nuestra supervivencia. Hay muchas formas de usar la metáfora del ET. Pero el fenómeno del extraterrestre en la literatura de ciencia ficción de Bolivia es diferente. Aquí estos seres no llegan de otros planetas sino que ya se encontraban aquí desde hace milenios. Pueden ser extraterrestres los antiguos habitantes del Lago Titicaca, o los antepasados de los indígenas, o quizás son ellos los construyeron el Tiwanacu.

Al final ocurre que los extraterrestres somos nosotros mismos. Al igual que en las historias de Jaime Saenz, de Eduardo Ascarrunz y de Harry Marcus, nosotros somos el origen de esas historias y escribir sobre ellos, es escribir sobre nosotros mismos.

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