Vilcabamba


Encontrado en Perogrullo
Hemos visto invasiones alienígenas en el cine y la televisión, desde la lucha a cara de perro de ‘La Guerra de los Mundos’ (demasiado igualada) hasta la traicionera y subrepticia invasión de ‘V’ en sus dos versiones (demasiado conocimiento enemigo de la sicología humana). Pero el escritor Harry Turtledove acaba de publicar en Tor una buena representación de cómo sería un verdadero enfrentamiento con extraterrestres invasores; y su modelo es la invasión española del Perú. En concreto, la historia del reino de Vilcabamba, y de sus Cuatro Incas. Es un cuento largo, bien escrito y muy, muy deprimente… por lo real.
Vilcabamba fue la última capital del Imperio Inca, tan retirada en las estribaciones orientales de los Andes que durante siglos se ignoró dónde estaba hasta que la redescubrió Hiram Bingham (descubridor también de Machu Picchu) en 1911, en el paraje llamado Espíritu Pampa. Allí los restos del que había sido un estado todopoderoso en una amplísima porción del continente sudamericano convivieron durante casi medio siglo con desertores españoles traicioneros y mezquinos y con enviados displicentes del Imperio donde no se ponía el sol lanzando, de vez en cuando, ataques contra los invasores. Hasta que los españoles se hartaron, prepararon un ejército y sencillamente los barrieron de la existencia, destruyendo su poder y quemando hasta los cimientos la ciudad. Vilcabamba resistió algún tiempo, pero lo hizo porque sus actividades no suponían una verdadera amenaza para el nuevo poder, sino poco más que una molestia tolerable. Hasta que dejó de serlo, y con ello de existir.
La clave en la que se inspira Turtledove es la desigualdad tecnológica extrema, y con ella construye una historia en la que Vilcabamba se repite con los Estados Unidos en el papel de los Incas y los extraterrestres en el de los conquistadores. En el relato los humanos sencillamente carecen de cualquier posibilidad de construir las armas alienígenas, aunque pueden usar un puñado de ellas robadas; no consiguen comprender ni siquiera los principios básicos de su funcionamiento. En una espléndida frase Turtledove describe el desequilibrio tecnológico así: ‘Los Krolp hacían todos los días cosas que provocaban que los físicos (humanos) se dieran a la bebida‘. Los humanos podían matar, con mucho esfuerzo y desproporcionadas bajas, a algún extraterrestre que otro. Pero eso de nada les servía, porque a continuación eran aplastados, destrozados, arrasados de una forma que apenas podían comprender, mucho menos igualar o prevenir. Si de verdad vinieran seres capaces de viajar entre las estrellas éste sería el modelo: nos harían lo que nosotros les hicimos a los pueblos sobre los que teníamos superioridad tecnológica extrema. Nos arrasarían sin piedad. Sería Vilcabamba, otra vez.

0 Comentario(s):

Publicar un comentario