“Kusillo”: la distopía de Jorge Siles

Por: Ricardo Bajo H.
Fuente: Ecdotica

No es la Supercholita “for export”. No es un héroe buena gente que salva a los buenos y persigue a los malos malotes. No te cae bien, no te quiere caer bien. Es el Kusillo, ultraviolento, políticamente incorrecto, sucio y desprolijo. Es el protagonista de la distopía de Jorge Siles. Delincuencia, prostitución, mendicidad, vendedores de truchas ilusiones celestiales, escoria, lacra y vómito social, asesinatos, tinieblas, autodestrucción y un redentor. Es La Paz de 2080 que se imagina Jorge Siles, a través de una utopía fatal y perversa ambientada de manera apocalíptica, en una ciudad oprimida por “el párpado”, un techo de acero impuesto por el “gobierno autónomo de El Alto” que la cubre, sin dejar ver el otrora “cielo más puro de América”.

“Kusillo” (obra ganadora del primer Concurso Nacional de Historieta, patrocinado por Petrobrás y la Cámara del Libro) es un cómic apocalíptico, distópico y pesimista donde los tonos grises y oscuros combinados con los ocres, falsamente iluminados, nos transmiten, en clave de ciencia ficción (como la entendía Ballard, como “retrato de la psicología del futuro”) con fuerte tintes de crítica social y política (propios de las distopías punkies), sensaciones de pesadumbre y existencialismo. Sin dejar de dejarnos, quizás inconscientemente, un mensaje final de esperanza, a pesar de todo, para que los ciudadanos y ciudadanas de La Paz de la primera parte del siglo XXI no convirtamos nuestra ciudad en la que Jorge Siles ha imaginado para finales de este milenio, una urbe condenada.

“Kusillo”, un anti héroe que decide salvar a la ciudad desde la violencia, el asesinato, la locura y la confusión, es el protagonista del cómic de Siles, que viene a homenajear a su manera y desde una perspectiva paceña y boliviana al cómic “underground” y “ciberpunkie” de los años setenta y ochenta con guiños a Philip K. Dick, J.G. Ballard, H.G. Wells, Jack London, Alex Proyas, Nietzsche, Orwell y Sartre, entre otros.

Siles imagina nuestra “hoyada”, nos habla de lo local con una perspectiva de influencias universales. Es una muestra más del talento de la nueva generación de jóvenes artistas bolivianos, escritores, cineastas y dramaturgos, que combinan ese amor por el terruño, por lo propio, por lo íntimo y social, sin dejar de “mirar” y “mirarse” desde fuera.

La ciudad que nos pinta Siles ha caído en la depresión absoluta debido al gran crecimiento de su población y al delirio arquitectónico que hoy ya nos acecha. La sed de poder de sus gobernantes han hecho el resto para sumirnos en el Apocalipsis, en la intolerancia, en la ambición sin fin, en la represión, en la sin razón, al borde del precipicio, como siempre.

La Paz, “bendita ciudad maldita, amada ciudad odiada”, sinónimo de mediocridad, control social, crimen y abominación, redenta a base de anarquía, fuego y explosión. Nacimiento, crisis, muerte y ¿resurrección? de una metrópolis “fritz-langiana” que se suicida con sus propias manos. Literatura de anticipación, como se conoció en sus principios a la ciencia ficción. Es el mundo infeliz de Jorge Siles con v de “vendetta”.

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