Este es un fragmento extraído de "El Lanzallamas":
Se ve situado en un paraje industrial. Junto a los montes de carbón y los tanques negros de petróleo, describen arco los rieles. Locomotoras con herrajes de bronce y chimeneas cónicas maniobran en las entrevías; hombres desnudos, con los brazos lubricados de aceite mineral, empujan vagonetas reventadas de cargas de piedra. Los puentes rechinan férreamente bajo la velocidad de los expresos que pasan, y los esclavos entran y salen de los galpones ennegrecidos de hollín. El espacio está reticulado de cruces triples con tirabuzones y redes de cables que desde todos los ángulos arrancan hacia la distancia. Erdosain observa. Prepara su sorpresa. De pronto, en la plataforma de una torre, junto a él, se ilumina verdosamente, como una ampolla de Crookes , un torpedo de cristal. La atmósfera se carga de estática, y de pronto, rectilínea, una descarga cónica de luz verde hace estallar los tirabuzones de porcelana. Una locomotora se levanta sobre sus ruedas delanteras, vacila una milésima de segundo, y estalla en tres distintas alturas de metal licuado. Erdosain, en su cabina de cristal plomo, gira suavemente el torpedo de cristal. Los rayos chocan en las piedras, y los cimientos de las viviendas estallan. Hasta llega a observar el detalle siguiente: en la proximidad de los rayos, los cabellos de una mujer se ponen verticales, mientras que el cuerpo se desmorona en cenizas.
El Lanzallamas, Roberto Arlt
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