Ciencia Ficción Boliviana (II)

Segunda entrega sobre la Ciencia Ficción Boliviana con la que intentamos realizar un repaso de la ciencia ficción escrita en nuestro país. Hay muchos textos que faltan, así como nombres y autores, pero el presente blog está creado para reparar esa falta. Aquí pueden revisar la primera parte.

Final de Siglo

En 1989 llega la novela “Utopia 2487” de un alemán de origen judío, Werner Pless, donde de manera similar a la novela de Montenegro el personaje es dormido para despertarse 500 años en el futuro y descubrir que todo lo que conocía ha cambiado. Ambos viajeros en el tiempo, como ya lo hiciera H. G. Wells más de medio siglo atrás, intentan entender este mundo futuro y el texto utiliza la narración como una metáfora de los errores y avances del tiempo presente. Con estos ejemplos parecería que el mundo científico y de avanzada tecnología aun en los albores de los noventa resulta ajeno a Bolivia y a los autores no les queda otra opción que imaginárselo futuro y distante. También publicó una novela anterior "La luz de la muerte" (1973)

Ya comenzada la última década del siglo XX se puede encontrar a Hugo Murillo Benich pintor surralista y autor que publicó varios textos a medio camino entre la fantasía y la ciencia ficción. En 1990 su cuento “Paraíso” (1990) obtuvo el Premio de Cuentos Franz Tamayo, el año siguiente ganó otro galardón con otro cuento de ciencia ficción, y en 1992 “El imperio de Wallallu” ganó el premio de cuento del periódico Presencia. De profesión ingeniero de minas, también hizo estudios en la Escuela de Bellas Artes de Oruro, y en la Escuela de Pintura de Ixelles, Bruselas. Se ha especializado en historietas y dibujos. Este mismo autor plantea la razón para que no exista una muestra mayor de autores de este género: “la aplastante realidad … nos obliga a ocuparnos de asuntos más urgentes y terrenales”.

Tenemos que ir al nuevo siglo para encontrarnos más ejemplos de novelas de ciencia ficción. Estos textos, más cercanos a las categorías clásicas del género, encuentran su gran novedad en que la tecnología, los avances científicos y la proyección de la sociedad presente son más cercanos y menos metafóricos a pesar de que muchos de los autores siguen explorando mundos ajenos y extraños.

En el año 2001 se publicó “El Viaje” del escritor Rodrigo Antezana. Esta novela de la editorial Nuevo Milenio muestra, ahora si, un mundo futuro que ya no es visto desde el presente, sino que es presentado como un universo cerrado y completo, con estructuras sociales y culturales propias ampliamente desarrolladas en el texto. El libro muestra un mundo de estética post-apocalíptica donde se da el encuentro entre dos pueblos totalmente opuestos, los que recuerdan más a los seres humanos, y los seres mecanizados o Vanders. El autor, que no terminar de inclinarse por ninguna de estas posibilidades, relata ampliamente los detalles de ambas sociedades. Este mundo futuro ya no es una simple metáfora como ocurría con anteriores publicaciones, sino es la exploración de miedos y obsesiones del autor entrelazando esto con las aventuras que los personajes vivirán.

El mismo año se publicó la novela ganadora del Premio Milenio a la Primera Novela, “La Caja Mecánica” (2001) de Miguel Ángel Gálvez en la que la maravilla de lo mecánico alimenta el horror del personaje que se va perdiendo en un universo cada vez más caótico.

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