PRÓLOGO DE LA I ANTOLOGIA DE LITERATURA FANTÁSTICA NEOINDIGENISTA
Iván Prado Sejas & Willy Oscar Muñoz
El
imaginario ha surgido en todas las civilizaciones perpetuando así las historias
ficcionales en la mente humana. En los primeros tiempos de la humanidad, los
mitos y las leyendas dieron lugar a la invención de personajes que estaban más
allá de la realidad. Los dioses y semidioses compartían el mundo con el ser
humano para oscurecer o iluminar su existencia, gracias a la imaginación. Dicha
coexistencia hizo posible el florecimiento de héroes, heroínas y villanos,
quienes generaron o el orden o el caos en el desarrollo de sus respectivas sociedades.
Así, los mayas consideraban a Quetzalcóatl como un semidiós, quien dirigía una
nave dotada de una serie de instrumentos espaciales. En el poema de Gilgamesh, según
la creencia de los sumerios, un dios se hizo hombre: era un gigante que vivió cientos
de años. Igualmente, en los textos hindúes,
como el Mahabharata, se leen la presencia de naves voladoras llamadas Vimanas,
las que portan armas de destrucción masiva. En las culturas antiguas, entonces,
se consideraba el imaginario, lo ficcional, como parte de la existencia misma. La
literatura fantástica, desde sus
inicios, ha formado parte de las sociedades aborígenes.
El investigador argentino Carlos Abraham, concluye que
la ciencia ficción surge a partir de cuatro modalidades literarias: los “viajes
extraordinarios”, el “futurismo”, lo “gótico naturalizado” y la “realidad
esotérica”. Las narrativas que tienen como fondo las mencionadas modalidades hacen
posible que la ciencia ficción se constituya en un género literario. Con el
transcurso del tiempo se desarrollan distintos subgéneros literarios que diversifican
los contenidos de la ciencia ficción. Entre esos subgéneros sobresalen la
narrativa neoindigenista y la narrativa fantástica neoindigenista, las que
responden a las necesidades contextuales andino-amazonicas. En dichas
narrativas se posiciona al indígena como personaje principal de odiseas
espaciales, de viajes en el tiempo, como habitante en sociedades utópicas o
distópicas o en universos multidimensionales.
El neoindigenismo, según Antonio Cornejo Polar,
recurre a una de las formas del realismo mágico que recupera lo mítico de las
culturas indígenas, incluye el lirismo en el relato y concede mayor espacio en la narración a las transformaciones sociales
del indígena, a su marginación del acontecer nacional. En consecuencia, la
literatura fantástica neoindigenista se desarrolla gracias al crecimiento del
espacio narrativo que se otorga a la clase indígena, población que forma parte
importante de su medio social. Los escritores de dicha literatura posicionan al indígena como personaje principal y/o secundario
en un contexto de factores sociales, económicos, políticos y antropológicos, temas
que tienen como fundamento lo fantástico. Sin embargo, cabe hacer notar que el
indígena ya no es más el sujeto dominado por grupos de poder. Éste deja ya de
ser la víctima, codificación que diferencia el neoindigenismo del indigenismo.
El indígena, tal como está ficcionalizado
en la narrativa neoindigenista, adquiere una posición importante como personaje
y su comportamiento responde a una diversidad de conductas.
Los
escritores incluidos en la Primera antología
de literatura fantástica neoindigenista codifican cuentos que dejan
constancia de las múltiples modalidades de la ciencia ficción y de la narrativa
fantástica. Liliana Colanzi, Marcela Gutiérrez y Gary Daher inscriben al
indígena en ámbitos donde lo natural y lo sobrenatural coexisten en una misma realidad
vivencial. Adolfo Cáceres, Dennis Morales, Víctor Grippoli y Gonzalo Montero
imaginan al indígena en ambientes donde la leyenda se hace realidad, la
dualidad deviene parte de la existencia, los conflictos adquieren proporciones cósmicas,
espacios en los que se enfrentan ejércitos espaciales de indígenas, donde la contaminación
o la destrucción masiva no acaban con la esperanza o inventan cuentos en los que
el clon se involucra en aventuras insospechadas. Alison Spedding codifica una ch´amuchina espacial con personajes de
distintas culturas. Carlos Enrique Saldívar, Miguel Kunturi y Biyú Suarez crean
sociedades indígenas en cuyos cielos surcan naves espaciales tripuladas por viajeros
del futuro o por mujeres colosales domadoras de hombres, narraciones que
incluyen actos rituales o raptos de brujos. Giovanna Rivero, Valeria Rodríguez
y Oswaldo Castro literaturizan vivencias rarefactas extrañas. Fernando Ortiz, Luis
Barragán y Homero Carvalho recurren a temas como la magia, la maldición o
inventan seres fantásticos e insertan símbolos para ampliar la concepción de realidades
insospechadas. En los cuentos de Sergio Gaut vel Hartman, Daniel Frini y Jorge
Valentín Miño, el personaje indígena realiza viajes en el tiempo para
experimentar sociedades alternas y abigarradas.
Esta
Primera antología de literatura fantástica
neoindigenista representa el esfuerzo de PENBOLIVIA con el propósito de estimular
la creatividad de los escritores del Cono Sur en estos géneros literarios. El otro
objetivo de los compiladores es que los lectores se percaten de la existencia
de una veta neoindigenista en la literatura de ciencia ficción y en la narrativa
fantástica, modalidades que rompen los esquemas tradicionales al combinar la
creatividad y la imaginación con el fin de especular sobre mundos conocidos y
desconocidos, pero siempre enfatizando su dimensión fantástica.
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