LO FANTASTICO EN LA OBRA DE MIGUEL ALPIRE GONZALES



Miguel Alpire Gonzales, escritor nacido en Bolivia, residente en
Galicia*

Por: Mónica Ivulich


     Este escritor nos propone una aventura sin igual, con seres maravillosos y temibles: “provenían de cuando los seres primigenios poseían otras capacidades ya olvidadas, pues según podía advertir, sus organismos estaban constituidos de otras materias que no conocía”. Quise indagar un poco más sobre sus motivaciones y su vida, así que le envié algunas preguntas. Me contestó de inmediato, con buenísima predisposición, y tan generosamente que ya no necesito contar nada más, aquí van las respuestas.

Miguel Alpire Gonzales nos cuenta:

A decir verdad, llevo muchos años con el sueño de plasmar mis sueños y compartirlo, hoy por hoy tengo cincuenta años  y tengo apuntes de cuando tenía tan solo veinte…
Provengo de un país Sudamericano llamado Bolivia rico en folclore y leyenda, en donde puedo decir que no hay madres que no le cuenten a sus hijos algunas historias antiguas, de otras gentes, de otras civilizaciones de mucho antes de la conquista española. Quizás queden pocas o quizás ya no queden, te hablo de hace 45 años atrás.

Es muy posible que yo lo vea así porque siempre me interesaron las historias, los cuentos y las leyendas, pero es que tuve a mi lado una madre que me inculcó lo que soy a base de toda esas truculentas historias, una madre muy imaginativa y muy pegada a sus raíces. De ahí que es a ella a quien he dedicado por entero esta saga.
No obstante, debo aclarar que ninguna de las historias que cuento aquí tiene relación alguna con las leyendas bolivianas por decir así, ellas en sí me inspiraron, ellas me abrieron la imaginación, ellas y los libros.

Y de los libros te contaré de los que más disfruté, la biblia fue la primera, me encantó su contenido de principio a fin, tuve el honor de asomar los ojos en las míticas y fantásticas obras griegas, las obras de Homero me emocionaron hasta las lágrimas, sufrí al lado de sus héroes pero también me abrió las puertas para adentrarme en la mente de los dioses y es lo que ha dado pie a que hoy por hoy pueda atreverme a desenvolverme y andar entre ellos en mi obra.

Caminé entre la Náusea de J.P. Sartre, y disfruté de las aventuras de Frodo y Bilbo de J.R. Tolkien mucho antes de las películas, y demás literatura fantástica como las de Margaret Wise y Tracy Higman, Tad Willians y muchos otros como G.G. Marques, y desde aquella perspectivas me vi absorto en cuestionamientos respecto a la existencialidad.

Bien pues, eso como preámbulo a tus preguntas.


Me preguntas sobre los nombres.
Y te diré que son totalmente originales, creación propia. He creado un universo partiendo desde el momento en que únicamente la “fuerza” vagaba solitaria por insondables oquedades del vacío -lo voy desgranando poco a poco a lo largo de la obra- paso por la creación de los mundos de los sistemas y las civilizaciones celestiales, hasta culminar con la aparición del hombre, su posterior exterminio, su redención y su renacimiento. Y en todo ello, pues me recreo dándoles nombres propios, describiendo a los personajes de un modo que el público pueda percibir en ellos algo totalmente nuevo; desde sus aspectos, su modo de vida, hasta sus costumbres.

Respecto a los argumentos.
Muchos argumentos son vivencias propias, dramas vividas y también extraídas de mi entorno, elevadas éstas a un punto épico para poder sobrellevarlas, y aquí diré además algo que a lo mejor te suene muchos más raro todavía: muchas de las escenas, personajes y los nombres las he soñado, tengo por costumbre dormir con una libreta junto a mi mesa de noche, en la que de inmediato, antes que se me vaya de la memoria, escribo y describo lo que viví en mis sueños. De ahí que puede decirse que, Universo Arrkhoménico ha sido y sigue siendo para mí resultado de viajes astrales.
Esta novela que crea forma al venir a España, de esto hace trece años, los paisajes gallegos han sido para mí una fuente de gran inspiración, sin deseos de quitar merito a otros lugares de España con muchas historias y demás cosas maravillosas que ofrecer; pero más que todo influyó muchísimo la situación económica en la que actualmente vivimos aquí, como bien ya sabéis. En los últimos cuatro años estuve trabajando en granjas avícolas en turnos solo de noche, en lo que sentí la necesidad de escribir, en especial en las frías horas del inviernos, para escapar de mi atribulada situación, y que mejor que hacerlo, abriendo la mente, la imaginación. Y entre cacáreos y pestilencias, divagué perdido por el universo arrkhoménico. Recuerdo que llegaba a casa y corría a imprimir mis ideas, robándole horas al descanso, plasmando mis pocas horas de sueño con más sueños.

¿Para quién la escribí?
La escribí para mí, para gente como yo, que sueña, que imagina un mundo mejor, que anhela vivir en paz consigo mimo y el universo, y descubre que hasta los dioses en algún momento flaquean, que sufren, que siente y que lloran y eso, de alguna manera, me da fuerza y fortaleza para continuar adelante, y estoy seguro que, si a mí me ayuda, lo mismo podrá ayudar a otros.

No, no he publicado ningún otro libro, aunque lleno estoy de poemas y demás ensayos desperdigados por ahí, con deseos de ver la luz algún día.

No sé si me siento escritor o no, supongo que espero que el público sea quien me lo diga, pero siento la necesidad de transmitir cuanto pasa por mi cabeza, que sería egoísmo no compartirlo y llevarlo conmigo a la tumba, y lo hago de la única manera que conozco, escribiendo.

Mi meta es continuar adelante con esta obra, como dije antes, darle al mundo este pedazo de mí, compartir mis fantasías y mis sueños, he dado el primer paso y estoy a las puertas de dar el siguiente, de lanzar la segunda entrega de la saga.

A los escritores noveles como yo, les diría que no desmayen, que no desistan de sus sueños, que no matemos al niño que llevamos dentro, el mundo tal como lo conocemos, hoy por hoy asusta, pero necesita de nosotros, necesita soñar, vivir otras vidas aunque sea en los libros, necesita asomar sus ojos a otros mundos aunque sea de ficción; hay muchos obstáculos por salvar en nuestro camino, pero, como dicen por ahí, lo importante aquí no es llegar, sino, saber llegar, disfrutar del camino.

No sé si el mensaje que dejo en esta obra sea trillada o no, pero el mensaje es claro y contundente "Amenos la vida, luchemos por nuestra libertad, cuidemos el mundo en que vivimos, respetemos las “fuerzas” que rigen el universo, porque aunque no los veamos, están ahí afuera, y es grandioso saber que no estamos solos; no somos meros resultados de un accidente de la naturaleza destinado únicamente a alcanzar la muerte... ¡Somos hijos del universo!"

Fuente: http://creacionytalentos.blogspot.com/2015/11/miguel-alpire-gonzales-escribe.html


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