Bestia del distrito 8305 (Cuento inedito)

Miguel Lundin Peredo

Senti el oscuro aliento de la bestia pasar lentamente por mi,me habian contado desde mi infancia que no pidiera conocer el lado prohibido de la ciudad en ruinas,que alli habitaban seres que no eran tan pacificos como nosotros,no quise creer en esas palabras,me encerre en mi curiosidad,mientras mis padres cocinaban un conejo azul,yo salia por la puerta,con una espada en mis manos,decidido a conocer los misterios de esa vieja ciudad que nadie visitaba,camine lentamente con las palpitaciones cardiacas al maximo,llegue a las puertas de la ciudad en ruinas,habia un letrero que decia,!Bienvenidos a Cochabamba!,mis padres me habian enseñado a leer los jeroglificos de los antiguos habitantes de estas tierras,la ciudad estaba llena de esqueletos y cuando miraba un ser de piedra, que mi padre decia era una estatua,aparecio la bestia,al principio no me reconocio,se paro un largo momento delante de mis ojos,intente asustarla con mi espada,pero la bestia se quedo quieta,me hablaba en un idioma que yo nunca antes habia aprendido,un idioma perdido en las paredes de esta ciudad abandonada,llore cuando la bestia se acercaba a mi,mis padres decian que esta bestia habia sido la razon final que habia obligado a los viejos habitantes de este lugar a escapar y abandonar sus hogares,la bestia me pidio que me quedara quieto,hablo en mi idioma,y yo intente no obedecer sus ordenes,finalmente cuando me di cuenta que ya todo estaba perdido,la bestia se quito su mascara,y entonces,mis ojos se cruzaron con la mas seductora mirada que jamas habia conocido en mi vida de nomada,la bestia me susurra palabras en el oido,me pide que no la abandone,y yo entiendo su dolor, porque nunca antes habia encontrado criatura tan inocente como la bestia,no se porque le temen,quizas porque mucho antes de la destruccion de la ciudad,descubrieron que no podian herir a la bestia,porque ella era eterna,se regeneraba de sus heridas,pero no habia perdido durante los siglos su espiritu interno,ese espiritu que solo daba un aroma que yo no podia resistir, el dulce aroma de una mujer.