De Marcelo Suárez Ramírez (El Deber)
En los albores del siglo XXIII, tres adolescentes son seleccionados para ser parte del proyecto Helena 2022, una especie de arca que conducirá a los humanos a un remoto planeta con similares características a la Tierra. El arca naufraga en el espacio e ingresa en un agujero negro que transporta a la tripulación al año 1633, en Italia. En tiempos de la peste negra y la Inquisición, viajan a Roma donde son apresados por el Pope y encerrados en el mismo calabozo de Galileo Galilei, justo cuando se desarrollaba el juicio al famoso astrónomo de Pisa.
Este relato forma parte de Helena 2022: La vera crónica de un naufragio
en el tiempo, el último libro de Giovanna Rivero, que será presentado
este miércoles en el Centro Simón I. Patiño y el sábado 11 en la Feria
del Libro de La Paz, donde la autora será distinguida por haber sido
elegida uno de los 25 secretos literarios mejor guardados de América
Latina por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México).
La nueva obra de Rivero es una novela corta, que juega con los
movimientos cuánticos y sitúa la historia en un futuro próximo y un
pasado lejano, a la vez que confirma el giro hacia lo fantástico que ha
tomado la literatura de la cruceña.
- Helena 2022 se publica con el sello Puraletra de La Hoguera,
por lo tanto, es una novela juvenil. ¿Estás de acuerdo con esa
clasificación?
- Me parece peligroso poner categorías porque se obliga al público a
dividirse en compartimentos que no siempre funcionan; sin embargo, la
novela está siendo publicada bajo el sello Puraletra quizás porque juega
con los registros y con el imaginario de lectores jóvenes, por eso digo
que es una novela ‘border’, no solo en cuanto a la edad, sino también
por la aproximación a los géneros. Claro, es ciencia ficción, pero
también tiene algo de fantástico, tiene su toque histórico y su lado
dramático.
- ¿Por qué situarla en el año 2022?
- Porque las cosas están demasiado cerca, el cosmos nos ha sorprendido.
Antes nos parecía todo de ciencia ficción y ahora no, hay nuevos
desafíos. Toda esta exploración del universo ha hecho que la perceptiva
del hombre esté cambiando, quizás por un deterioro del ser humano o por
un desahucio de la raza, por la necesidad de mirar a otro lado para ver
si hay esperanza. Si todo está tan cerca, ¿por qué le voy a poner una
fecha lejana?, ¿por qué debo alejarme de esta generación?
- A propósito de generación ¿crees que tu trabajo ha recibido el influjo de la caída de la Torres Gemelas?
- Claro que sí, es un hecho que ha influido en la literatura de la
última década en todos los niveles y en todos los géneros literarios.
Después del 9-11 se ha creado toda una narrativa del trauma. Si antes se
confiaba a ciegas en el capitalismo, a partir de la caída de la Torres
Gemelas se ha desplomado todo. Eso ha generado nuevas narrativas
sociológicas y políticas pero también fantásticas, en las que la
naturaleza viene a ocupar el lugar de las utopías.
- ¿Esta nueva narrativa propone una estética en particular?
- Lo que veo es una generación contemporánea fascinada con un realismo
recalcitrante. Actualmente hay muchos cultores del realismo, y eso está
bien, pero siempre y cuando eso no signifique un desprecio por la
imaginación, esa que trabaja con la realidad y la trasciende, la exuda.
Lo que predomina es el realismo y eso se sigue reflejando en un lenguaje
más minimalista y seco.
- El año pasado se cumplieron 15 años de la publicación de MC Ondo, la
famosa antología de autores latinoamericanos que representó el
parricidio contra el realismo mágico. Alberto Fuguet, uno de los
impulsores de esta antología, concluyó que el tiempo les dio la razón y,
por lo tanto, ganaron. ¿Vos también creés que fue una victoria?
- Todo tiene su momento y una vez cumplido un objetivo viene el
siguiente paso. Yo creo que los MC Ondo sentían la sombra del realismo
mágico sobre ellos, sobre esa generación de Fuguet, Paz Soldán, etc. Así
fue como ese fantasma que no estaba dispuesto a ver la modernidad se
convirtió en algo tan pesado que casi a la fuerza tuvo que aparecer algo
como MC Ondo. El problema también es que el realismo mágico ha sido muy
manoseado, al punto que lo hemos reducido a un cliché, olvidándonos de
la riqueza que tiene y todo lo que ha influido no solo en el escritor
latinoamericano, sino también a escala mundial.
Al respecto me parece interesante ver un fenómeno distinto que está
ocurriendo actualmente con estos jóvenes escritores argentinos de la
zona del Chaco, al que Brújula les dedicó un artículo hace poco (Carlos
Busqued, Federico Falco, Luciano Lamberti y Carlos Godoy). Son autores
que han vuelto a mirar el campo, porque la ciudad se agotó. Ese MC Ondo
urbano se agotó, como pasa con todo en su momento.
- Sin embargo, a pesar de que vuelven al campo, conservan ese realismo
recalcitrante y esa cotidianidad pesada heredada de la generación MC
Ondo...
- Es cierto, pero, de todos modos, son capaces de descubrir en el
vapor de esa cotidianidad hechos que trascienden el cotidiano, que son
capaces de rozar una cierta aura sobrenatural: asesinatos,
descubrimientos, problemas de la vida diaria, etc.
- El futuro no es nuestro, la antología realizada por Diego
Trelles en la cual participás con un relato, ha sido uno de los
referentes en cuanto a las nuevas voces de autores latinoamericanos.
¿Creés que también cumplió con su objetivo?
- El futuro no es nuestro tenía un objetivo pos-MC Ondo, que era decir
que hay una nueva generación de escritores que no está luchando ya
contra García Márquez, que dejó de preocuparse por el mercado y de
‘conflictuarse’. Tal vez el problema ha sido que en la última década ha
habido demasiadas antologías de autores latinoamericanos, eso ha
generado una especie de confusión.
- Tukson, historias colaterales (2008) no solamente fue el primer libro
que escribiste fuera, sino que también marcó un giro en tu literatura,
que hasta entonces arrastraba el peso de otra novela de quiebre: Las
Camaleonas. ¿Qué representó para vos ese libro?
- ‘Tukson’ representó ese llamado latente que sentía de apartarme del
realismo, explorar territorios donde la lógica no siempre funciona. Creo
que partir de esta obra hice un giro hacia cosas que tienen que ver con
el poder, con entender qué pasa con estos monstruos, que pueden ser un
gobierno o una utopía. Cuando escribí Las Camaleonas (2001) me
interesaba explorar el erotismo desde lo corporal, hasta las últimas
consecuencias, si hubiese sido posible, pero no llegué hasta ahí, porque
mis intereses comenzaron a virar hacia lo fantástico. Ya en Sangre
dulce (2006) hay signos de lo que se venía, me parece que ahí está el
punto de inflexión en mi obra, más que en Tukson, porque en Sangre dulce
estoy ya transformada, incluso en Contraluna (2005) exploro una especie
de fantástico urbano.
- ¿Preferís la novela o el cuento?
- He descubierto que la escritura de la novela me provee un placer
distinto al del cuento, que tiene su belleza y su fuerza, pero he notado
un cambio en mí al escribir una novela. Mi mente esté metida en ella
todo el tiempo, me levanto, desayuno, me ducho y salgo a la calle con la
novela, estoy viviendo un mundo paralelo.
- Entonces el cuento es más un ejercicio menor para un objetivo mayor, como la novela…
- No me gusta verlo así, simplemente son personalidades que el escritor
desarrolla paralelamente, aun cuando su voz se parezca en ambos casos.
A la novela uno la encara con cierto temor porque está entrando a un
territorio que no se conoce y hay que sostenerla, al cuento se entra con
ímpetu y con fuerza.
- ¿Qué autores has frecuentado en la escritura de Helena 2022?
- Mis lecturas son muy contaminadas, desde teoría literaria y física
cuántica hasta los autores argentinos que te mencioné. Siempre vuelvo a
Carson McCullers y Flannery O’ Connor, cuyas narrativas me encantan. Me
gusta ese gótico sobrenatural que lo encuentran en el campo, esa
experiencia subjetiva que transforma la realidad. Pero no tengo una
disciplina, todo es parte del caos. Y cuando me estanco en ciertas
narrativas, recurro a la poesía. Un buen poema me puede abrir una puerta
que yo no sospechaba.
- ¿Has intentado escribir poesía?
- No, es algo que respeto demasiado. Me gusta la prosa poética y la
textura de una obra de ese tipo, trato de que mi escritura tenga cierto
halo poético, pero escribir poesía, no me atrevo.
- ¿Te has imaginado algunos de tus textos y personajes plasmados en alguna película?
- Sí, me los he imaginado a todos (risas). Pueden ser fácilmente
llevados al cine, hay personajes y diálogos que facilitan una
guionización.
Fuente: http://www.eldeber.com.bo/rivero-explora-el-universo-fantastico/120803223515
0 Comentario(s):
Publicar un comentario