El enemigo siempre es el otro, el diferente. El distinto siempre será peligroso o temible. Esta fácil identificación racial de aquel que no es como nosotros y por lo tanto se convierte en el enemigo es el tema recurrente de muchas historias, novelas y películas (por no hablar de hechos de la vida real) Pero los miedos de la sociedad van cambiando así como la visión que se tiene del otro, temíamos al principio a las tribus negras en las aventuras africanas, los judíos en los dramas clásicos, a los apaches en las novelas de Zane Grey, los japoneses en las películas de guerras, los nazis en los filmes de aventura, los árabes en los conflictos terroristas. Pero aunque los rasgos raciales de los enemigos vayan cambiando, hay elementos que se mantienen imperturbables, la presencia numerosa del enemigo y su irracionalidad. De aquel que es diferente se puede esperar cualquier cosa: canibalismo, salvajismo, crueldad, suicidio ceremonial.
¿Qué ocurre cuando hemos terminado con los enemigos, o cuando lo políticamente correcto evita que los caractericemos racialmente? Porque hay que aceptarlo, las narraciones de aventura siempre necesitarán un enemigo peligroso y que nos amenace de una forma primaria y visceral y frente al que el héroe se levante victorioso. La ciencia-ficción ha resuelto este problema creando razas alienígenas, monstruos, zombies y una colección de seres que cumplirán el rol del otro. Porque es este, el rol que cumplen. Son seres diferentes a nosotros con los que normalmente no queremos relacionarnos ni deseamos entender. Seres incomprensibles, salvajes y peligrosos que normalmente llegan en grandes grupos y pueden cometer atrocidades inimaginables.
En Firefly una serie que combina la ciencia-ficción con el western, los reavers, son estos seres que viven en naves espaciales destrozadas y son capaces de la mayor crueldad son un reflejo futurista de los apaches. Los ferengi en la serie Star Trek, esta raza con una obsesión mercantil y orejas de extraña forma es un reflejo diluido de la figura del judío usurero. El imperio de Star Wars con sus uniformes idénticos y su líder vestido de negro es una réplica de los nazis. En RUR de Karel Capek una de las novelas fundacionales del género, los robots, seres artificiales que trabajan para los humanos terminan revelándose contra estos y aniquilando la raza humana, es un comentario de los miedos ante la clase trabajadora y oprimida en la época del inicio del marxismo.
Pero la ciencia-ficción permite explorar miedos mucho más profundos que únicamente la presencia del otro como un reflejo de nuestros miedos raciales. Seres insectoides que destrozan los planetas que visitan en INDEPENDENCE DAY habla de nuestros miedos a nuestra voracidad capitalista. Los daleks seres máquina imbatibles programados para la exterminación en Doctor Who hablan de esta parte de todos los seres humanos que puede ser empujada hasta convertirse únicamente en odio y maldad. El ser extraterrestre de ALIEN que gesta en nuestro propio estómago destrozándolo para salir es un comentario al miedo a la maternidad. Los zombies son la sociedad humana masificada dirigida únicamente por impulsos básicos como el hambre.
Estos son sólo ejemplos superficialmente analizados y existe un largo etcétera que sería difícil de resumir aquí pero al final de cuentas la ciencia-ficción con su poder creativo permite explorar los miedos de nuestra sociedad sin caer en discriminación, discusiones sobre la raza y sin ofender a ningún habitante del planeta tierra.
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ResponderEliminarHola muchachos. Felicitaciones por su blog, sigan asi. Saludos desde Colombia
ResponderEliminarMe aúno a las felicitaciones, ya se hacía esperar una página así. De paso, dejo el enlace a la edición de febrero 2007 de "Ciencia Ficción Perú", dedicada a la ciencia ficción boliviana: http://espanol.geocities.com/cifiper2002/feb7.htm.
ResponderEliminarDesde Perú, Daniel Salvo
Muchas gracias por el enlace Daniel.
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