EVOLUCIÓN, el cuento de Fernando Aracena Cejas en Las Edades Remotas



EVOLUCIÓN, EL CUENTO DE FERNANDO

Por: Guillermo Razo Cuevas
La Ramona, Opinión

“¿Se da cuenta de que en mi mente viven no sólo santos sino también demonios? ¿Que la Madre Teresa convive con Atila en mi mente? ¿Que usted le está ofreciendo la eternidad a Hitler?”. Así respondía Fernando Aracena Cejas al problema que surgía en su novela Evolución. Era Fernando un joven que había arribado a la Unión de Poetas y Escritores unos dos o tres meses antes del cambio de directiva del grupo cultural que le había dado la bienvenida por ser hijo de una de las mejores exponentes del grupo. Por iniciativa propia pronto se hizo de fama por la forma seria, a pesar de su juventud, de comportarse. Siempre solícito, atento, inteligente. Fue pues consecuencia lógica que resultara secretario general de la Unión Nacional de Poetas y Escritores en las mencionadas elecciones.

Continuaba diciendo en su cuento de ciencia ficción Fernando: “En la eternidad el bien y el mal no existen. Solo el equilibrio. Y la humanidad rompe el equilibrio mientras se autoflagela. Y sin equilibrio no puede haber eternidad. Equilibrio entre el vacío y los cuerpos las supernovas y las enanas blancas el efecto Doppler y los agujeros negros el Big Bang y el Big Crunch el nacimiento y la muerte. El equilibrio es infinito. El desequilibrio es finito.

El anciano comprendió y vio que era también una luz que se fundía con la otra luz. En cambio el cielo sobre el lago Titicaca se oscureció de pronto al paso de un enorme meteorito que caía. Uno de sus hermanos meteoritos había terminado con el desequilibrio causado por los dinosaurios. Este terminaría con las aberraciones causadas por los humanos. Ellos (los meteoritos) estaban destinados a mantener el equilibrio. El equilibrio era la eternidad. Amstrong contempló el cataclismo desde su nueva forma, vislumbrando conocimientos y desafíos jamás imaginados en su existencia terrestre. A través de él, la humanidad renacía. El nuevo infante sonrió. La vida siempre encontraba un camino hacia la eternidad Siempre”.

Poco tiempo después de la conclusión del cuento, Fernando falleció de una afección cardiaca. Así, como un cometa, había aparecido de improviso, igual se alejó del entorno de poetas y escritores de nuestra ciudad. La sorprendente fugacidad de lo extraordinario. Este cuento tan profundo no requiere sino un poco de reflexión. Su estructura, el tema, la forma de narrarlo, el sentido de los valores es expuesto aquí con una enorme facilidad siendo una conjunción de temas profundos difíciles de manejar. Él logro escribirlo y conmovernos con singular facilidad. Por eso Fernando, con este trabajo Evolución, no requiere de mayor explicación: Fue, sigue siendo un extraordinario escritor.

El volver a leer este cuento me produce una sensación de frescura, me hace reflexionar por la simpleza de la narración y por lo complicado del tema, por eso evoco y rindo tributo de admiración a todos aquellos que a través de la palabra escrita nos contagian de entusiasmo y emoción.

Creo que las personas que por primera vez lean este cuento estarán de acuerdo en que un excelente cuentista nos permite conocerlo. En lo personal me entusiasmo de haberlo leído de nuevo. Agradezco al libro Las remotas edades (primera antología de ciencia ficción boliviana realizada por Iván Prado Sejas y Miguel Esquirol Ríos y editada por Kipus), por darme una segunda oportunidad de introducirme en ese hermoso bosque que es la literatura. Yo imagino que en su nueva forma allá en ese espacio sideral donde habita Fernando, brilla con el destello de las otras inteligencias que comparten ese espacio con él. Que su fulgor siga resplandeciendo en la eternidad que el intuyo, por siempre.

guillermo.bolivia@gmail.com

Fuente: http://www.opinion.com.bo/opinion/ramona/2014/1130/suplementos.php?id=4909

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