Distrito 9

Una vieja escultura en la entrada del distrito nueve. Una vacía esperanza de prosperidad. Un militar al lado de la escultura destruida es clara señal de cómo es la realidad.



Una nave extraterrestre se detiene encima de una ciudad. A diferencia de otras historias, aquí no nos encontramos con unos misteriosos alienígenas que desean destruir la raza humana o esclavizarnos. Se trata de una nave cuyos pasajeros se encuentran desnutridos y en muy mal estado de salud en el momento de que llegan a la tierra. Los humanitarios humanos deciden ayudarlos y les permiten vivir en el espacio justo debajo de su nave. Les dan alimento y hogar. Están cumpliendo con todas las normas de hospitalidad estelar.

Veinte años después la zona donde viven los extraterrestres está militarizada, se ha convertido en una villa miseria donde estos aliens que se parecen a insectos gigantes se alimentan de basura y desperdicios. Hay violencia y crimen y están acosados por los ciudadanos que los quieren fuera de su país, por pandillas que quieren sacar de ellos todo el provecho posible, y por el mismo gobierno que también estudia de qué manera se puede beneficiar de ellos.

Se ha hablado mucho de que esta película es un reflejo al apartheid que el director sufrió en su infancia. Pero hoy en día ya no existe el apartheid, abolido por las elecciones de 1994, y aunque es verdad que esa realidad inspiró fuertemente al director ya no es el tema principal sobre el que habla la cinta. Que todos hayan querido señalar lo contrario es quizás la demostración de que es más fácil hablar de los problemas pasadosque de los que aun seguimos sufriendo.

La villa miseria donde viven los extraterrestres no son los barrios a donde se segregaban a los negros a habitar a la fuerza en Sudáfrica, y aunque haya carteles que recuerdan a aquellos usados incluso en Estados Unidos, hay otras imágenes que nos resultan mucho más cercanas. Las favelas y villas miserias de una gran porción del tercer mundo no están tan alejados al perfil de este "Distrito 9". Tampoco las montañas de basura de donde los aliens se alimentan es muy diferente a los pueblos enteros que se sustentan con lo encontrado en las basuras. El propio escenario usado para la película no fue construido para la cinta sino únicamente se usó el territorio vacío de Chiawelo una villa miseria de sudafrica post-apartheid cuyos habitantes fueron relocalizados hace poco tiempo a "Temporary Relocation Areas". Ninguna de las chozas o chavelas en las que habitaban los extraterrestres (a excepción de la del extraterrestre Christopher) fueron fabricadas para la cinta. Habían sido habitadas hasta hace poco tiempo por seres humanos en el límite de la pobreza.

Las referencias de esta cinta son mucho más cercanas y dolorosas de lo que queremos ver. ¿No son estos pobres extraterrestres lejos de su planeta una imagen de los miles de refugiados de regiones de sequía que cruzan la frontera para intentar sobrevivir?. ¿O los campamentos de refugiados que pueblan casi toda el África a causa de las guerras internas de clanes y tribus con asistencia internacional mínima y postas médicas insuficientes?.

Pero hay un detalle que hace que la cinta se despegue de meras referencias sociales, no hablo del líder que prepara la revuelta o de la relación que tienen con un antiguo funcionario que empieza a entender lo que es ser diferente, extraño, "otro". La principal diferencia es que esta población extraterrestre que vive en el limite de la pobreza es diferente de una forma sustancial a nosotros, los humanos. En cualquier villa miseria, sin importar el país o la cultura hay un elemento que las hace comunes, y es la violencia. La falta de educación, los jóvenes sin trabajo, el hambre y la rabia acumulada por tantas injusticias (entre un gran etcétera de motivos); todo esto genera violencia. Violencia contra le mundo exterior y violencia dentro del propio lugar. Puede haber hambre, pero siempre se encuentra dinero para armas. Películas como "Ciudad de dios" muestran como la violencia está dentro del corazón de este tipo de lugares. En el distrito 9, donde los aliens residen, hay armas. Más poderosas de lo que los seres humanos puedan soñar (o desear), pero a pesar de algunos someros reportes policiales, más sensacionalistas que otra cosa, no hay violencia. No la que se podría esperar de grupos de seres humanos en el borde de la miseria con arsenales enteros a su disposición.

Estos seres extraterrestres son diferentes a nosotros en ese aspecto muy especial. Las armas que poseen las utilizan para intercambiarlas por comida de gatos, las esconden de las fuerzas del orden que vienen a requisarlas La violencia en la cinta es generada por el gobierno, por las pandillas, por un hombre desesperado intentando sobrevivir pero salvo en un par de casos todos ellos son humanos.

Hay mucho más que discutir en esta cinta, pero lo que me interesa aquí es apuntar a las similitudes con nuestra realidad y las diferencias que nos pueden plantear algunas de las razones de esta. No quiero decir que los humanos somos violentos por naturaleza, pero viendo lo que hemos hecho con la gente como nosotros y como ellos reaccionan no es de extrañar que pudiéramos tratar a los visitantes de un planeta lejano de la misma manera. De hacerlo quizás estaríamos muy sorprendidos al ver cómo reaccionarían.


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