Borges anticipó muchos conceptos científicos del siglo XX




Estudiando sus cuentos y los últimos descubrimientos es posible formular una teoría integradora del conocimiento



Borges se anticipó al esbozar una serie de conceptos sobre la naturaleza de la realidad, del tiempo y el espacio que mucho después se convirtieron en paradigmas científicos. Han pasado los años y el pensamiento se ha complejizado con nuevos conceptos, llegándose a pensar que lo único permanente es el cambio. Pero es posible que estemos en los inicios de una nueva teoría integradora del conocimiento impensable en el momento en que el poeta escribía sus cuentos. Po

Mas de medio siglo atrás, J. L. Borges nos maravillaba desde sus fantásticos cuentos: “Ficciones”, “El Aleph”, “Otras Inquisiciones”, etc, con increíbles personajes que jugaban extraños roles en enigmáticos e inciertos mundos.

Pocos imaginaban entonces que sus ideas, conceptos y otros memes de su frondosa imaginación, coincidirían décadas después con verdaderas revoluciones científicas en la concepción de nuestra “realidad”. ¿Coincidencia? ¿Pura casualidad? Borges hablaba sobre la “realidad” como una ilusión (Ilya Prigogine): “...el visible universo era una ilusión o (más precisamente) un sofisma”, de los laberintos de la no-linealidad, del caos y la complejidad (Douglas R. Hofstadter): “...Pensé en un laberinto de laberintos, en un sinuoso laberinto creciente que abarcara el pasado y el porvenir y que implicara de algún modo los astros. Absorto en esas ilusorias imágenes, olvidé mi destino de perseguido. Me sentí, por un tiempo indeterminado, percibidor abstracto del mundo”. También se refería a los universos paralelos (Hugh Everett): “En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras; en la del casi inextricable Ts´ui Pên, opta –simultáneamente- por todas. Crea, así, diversos porvenires, diversos tiempos, que también proliferan y se bifurcan. De ahí las contradicciones en la novela. Fang, digamos, tiene un secreto; un desconocido llama a su puerta; Fang resuelve matarlo. Naturalmente, hay varios desenlaces posibles: Fang puede matar al intruso, el intruso puede matar a Fang, ambos pueden salvarse, ambos pueden morir, etcétera. En la obra de Ts´ui Pên, todos los desenlaces ocurren".

Borges confirmado


Las últimas experiencias con partículas elementales, así como en general la física cuántica y los avances en neurobiología, parecen apoyar lo que escribía Borges en 1941 e incluso desde una óptica diferente, algunos años antes, el obispo George Berkeley (1685-1753), que decía: “ser es percibir”, invirtiendo la tradicional relación entre objeto y sujeto, conciencia y “realidad”, e indicando la potencial existencia de un puente entre lo continuo y lo discreto, como así también, a veces, entre la fantasía y la ciencia.

Los conceptos borgianos de universos múltiples, tiempos convergentes, el universo como ilusión, son coincidentes con ideas muy modernas que hoy propagan científicos como Stephen Hawking, Ilya Prigoyine , Paul Davies, David Deutsch, Martín Rees, con interpretaciones muy osadas de teorías como la Relatividad, la Física Cuántica y otras no menos sorprendentes.

Por otra parte, desde Borges hasta hoy ha aparecido una constelación inquietante de nuevos conceptos e interpretaciones científicas (Big-Bang , Agujeros Negros , Antimateria, El Caos y la complejidad , los fractales , los hologramas etc.), por lo general en colisión con el tradicional sentido común, las creencias religiosas y la interpretación de lo que entendemos por conciencia de la realidad.

También el tiempo ha salido de sus marcos habituales en la nueva concepción científica y consecuentemente nuestra existencia, con sus conceptos de pasado, presente y futuro, ha resultado afectada: ¿por qué lo efímero e intangible del ahora?

Mundo sin tiempo


Ya poco queda del hipotético tiempo absoluto en el que basaba Newton su mecánica tradicional. Las teorías relativistas han convertido en un hecho la variabilidad del tiempo según el estado de movimiento de objetos y sujetos.

Detrás de todo ello se esconde una más que revolucionaria concepción o interpretación de las teorías relativista y cuántica que son motivo de intenso debate intelectual en nuestros días, más de medio siglo después que la prosa del genial escritor nos deleitara con su fantasía. En los últimos años, siguiendo las pautas evolucionistas de siempre, han aparecido asimismo nuevas respuestas tentativas a viejas preguntas y dilemas filosóficos tales como: la dualidad mente – cerebro, ¿ por qué este universo?, espacio continuo o discreto, ¿juega Dios a los dados?, tiempos relativos, ¿azar o necesidad?

Si hay algo sobre lo que hoy existen pocas discrepancias, es que el conocimiento de la realidad evoluciona en cualquier dirección inesperada, con ciertas características que se dan en los procesos caóticos y complejos, y salvo las ideas de algunos visionarios, tipo Julio Verne ó J. L. Borges, vemos que lo que hoy sabemos ó nuestras ideas sobre lo que nos rodea, cambian cada vez más rápidamente, llegándose a la paradoja de pensar que lo único permanente es el cambio.
Nueva concepción totalizadora

Recientes atisbos al mundo del caos y la complejidad, producto de investigaciones teóricas sobre las regularidades – ó irregularidades - de la naturaleza, desde los latidos de nuestro corazón a los cambios meteorológicos, confirmadas fehacientemente por coherentes aplicaciones prácticas como la producción de sensibles elementos metalúrgicos, destrozaron el viejo, eterno e invariante paradigma de relojería que comandaba el universo, y parecen indicarnos que es intrínsicamente acientífico pretender hacer predicciones absolutamente seguras sobre nuestro futuro por simple extrapolación de nuestros actuales conocimientos. A pesar de todo, creo que puede obtenerse, por un lado, una explicación de la premonición borgeana sobre los universos paralelos, hologramas y otras especulaciones científicas, impensables en el momento en que el poeta escribía estos cuentos.

En ese sentido, pienso que es posible, e incluso esbozo, una concepción totalizadora de la estructura de la realidad que llamo el "todo", como explicación de lo que subyace más allá de la naturaleza actualmente conocida y que abre el infinito a la posibilidad creadora de la evolución. Por último, he elaborado una metáfora ó analogía útil de ese fenómeno tan difícil de captar como es la conciencia humana y que denomino: "metáfora del sintonizador".


Conciencia emergente

En el modelo que he construido a partir del estudio de la obra de Borges y de los últimos conocimientos científicos, la conciencia la entiendo como un concepto emergente, derivado de la interacción (relaciones ó decoherencia) que se establece entre los componentes cuánticos elementales ó terminales nerviosos de nuestro organismo (el sintonizador) con los componentes cuánticos externos a él (el todo). Esta interacción genera una cadena de sucesos (relaciones) en el sistema nervioso, que finalmente llegan al cerebro, donde por diferentes caminos y mecanismos – no aún plenamente dilucidados, aunque se especula sobre procesos en serie, en paralelo y también de tipo holográfico - producen lo que conocemos como actividad mental, conocimiento y conciencia. En consecuencia, entiendo que todos los elementos de nuestra realidad, al igual que todos nuestros antepasados – todo nuestro pasado –, también todos nuestros descendientes – todo nuestro futuro –, existen, son, están, como diferentes e individuales trayectorias de interacciones entre las partículas elementales del TODO, y que sólo se concretan para cada uno de nosotros en cada instante de nuestro presente, en ese fenómeno de interacción ó interferencia cuántica que llamamos conciencia, constituyendo el ahora.

*Oscar Antonio Di Marco es Ingeniero químico, Profesor Titular de la Universidad Técnica Nacional de Argentina y Director de cursos de postgrado de Ingeniería en la citada Universidad. Autor del libro "Borges, teoría cuántica y universos paralelos" (en elaboración).

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