Cognitivo disidente

Nayra Corzón

Naira Corzón Cortez, 21 años, estudiaba las artes plásticas cuando escribió el cuento “Cognitivo Disidente”, con el cual ganó el segundo premio del concurso de NN.UU. Desde entonces, cambió de rumbo para inscribirse en… literatura. En su cuento, describe a El Alto del futuro como siendo “una ciudad llena de desechos nucleares y basura del siglo pasado. Una ciudad casi inexistente, un microcosmos residuo de una civilización antigua que aún late a través de su basura, que funciona casi sin control”. Naira reconoce haber escrito una historia muy pesimista: “Me imagine El Alto como siendo el último lugar del mundo. Es una advertencia, ya que este es el poder de la ciencia ficción. Hay que cuidar el lado humano, controlar la forma en que se usa la tecnología y tener una consciencia local más amplia”, explica ella.

El frío era brutal. El altiplano se puso gótico después de un torrencial. Una extraña penumbra cubría la ciudad y el cielo, mientras un sentimiento de melancolía infinita se posaba sobre los objetos.

Cuando pienso en el futuro, en nuestros planes y en los amigos, siento como si añadieran pixeles a la imagen borrosa, que sin esto la ciudad podría haber sido una fantasmal podredumbre. Esta ciudad llena de desechos nucleares y basura del siglo pasado. Una ciudad casi inexistente, un microcosmos residuo de una civilización antigua que aún late a través de su basura, que funciona casi sin control. No es anarquía ni caos, es una forma efímera de existencia, violenta, donde los hechos son producto de la necesidad de cada momento. No hay un diseño previo de lo que sucederá, no existe el concepto de futuro, vivimos en incertidumbre, sin tiempo.

Nuestro espacio es la ciudad basura. Las calles nos conducen a experiencias bélicas y violentas. El sistema de este microcosmos se ordena en clanes que sobreviven como galaxias distantes donde lo más importante es la información y la violencia.

Aprendemos a través de la información pirata. No tenemos dinero para comprar los chips informáticos, usualmente los implantan en el cerebro cuando uno cumple tres años y automáticamente se obtiene todo tipo de información: matemática, literatura, ciencia, arte; en fin, de todo.

Actuamos como forajidos, porque nos rehusamos a no pensar. Todavía procesamos la información a la manera antigua, cosa que es ilegal en las ciudades (En Ciudad Satélite todo es legal).

Julio 13, 2025 En los templos

De alguna forma perdimos a Sony. Volvimos a buscarlo dentro del enorme laberinto de luces y paredes perfectas, hasta que escuchamos su trémula voz al otro lado de la edificación. Cuando entramos en la sala, lo vimos rodeado de los hombres de gris. Los agentes de la policía de control nos apuntaban con sus armas. Sony sonreía. No le apuntaban, no estaba preso, era el delator. Tenía que haber una explicación. ¡No podía ser! De ninguna manera. Hubiera puesto mi vida en sus manos. Desde ese momento todo era incierto, cualquiera de nosotros podía ser Sony, porque todos éramos la misma persona. Nuestra infancia en Ciudad Satélite había sido una sola, nuestro tiempo era el mismo, no se bifurcaba hasta ese instante.

Julio 12, 2025 Flash # 1 (Recuerdo instantáneo)

Tal vez todo empezó aquel día cuando...

Caminábamos sobre el suelo verdusco respirando el olor químico hasta que amaneció en Ciudad Satélite, a 4.010 metros sobre el nivel del mar en La Paz, Bolivia. El sol empezaba a surgir, colosal, fosforescente, y la ciudad basura aparecía ante mis ojos como un holograma alucinante.

Las imágenes presagiaban algo extraño, algo diferente estaba por suceder. Lo supe cuando a las cinco, el sol era un foco difuso en el vasto altiplano y una densa niebla desconectó mi visión. Desaparecieron las montañas nevadas detrás de la niebla. Los lentes infrarrojos, que además bloquean la luz ultravioleta, volvieron a posarse en mi rostro cortando la atroz densidad. De regreso a la base, encendí la computadora para comunicarme con los demás...

Del micrófono irrumpió La Voz profunda de Aiwa. En la pantalla una hermosa muchacha de facciones levemente asiáticas, más bien altiplánicas, diría yo, mostraba un rostro perfecto de vídeo juego. Su trabajo era vender información de contrabando a los del otro lado de la ciudad.

-¿Sabes que pienso, querido amigo?, que hablas demasiado y no haces nada, dijo Aiwa.

-¿Sabes qué pienso?, remedó Xerox, burlándose, tú sabes lo que pienso. Lo hemos discutido dos jiga bytes de memoria. Todos saben lo que mi maldita cabeza piensa: que no quiere ser una máquina cabrona.

-¿Qué escuchamos hoy en el panel de televisión?

Bolivia recibirá una importante donación de chips de información por parte de la Federación de Estados alienígenas debido a la celebración de su II Centenario como república. Los chips serán implantados en 5.000 cerebros de las ciudades satélite, ya que estos son los sectores más pobres y desamparados de la sociedad.

Con esta donación, la FEA pretende subir el nivel de educación de la paz y sus ciudades satélite, fomentando de esta manera la evacuación de las ciudades basura hacia los asentamientos Yuppie a lo largo del mundo. El actual sistema de organización de los asentamientos yuppie, al igual que las ciudades satélite se originó a causa del intercambio tecnológico con los estados alienígenos. Los pactos comerciales iniciados en el año 2010 beneficiaron enormemente al progreso no sólo tecnológico, sino también cultural de la humanidad dejando, sin embargo, efectos colaterales como el desastre ecológico, que surgió en las ciudades satélite. Informe desde Bolivia... (Power off en la superficie del panel de visión).

- Espero que hayas escuchado bien Aiwa.

- Espero que tú también.

Xerox apuntó hacia mí con el dedo simulando un arma.

-¿Dónde está Sony? Esto es crítico. Confío en que estén conscientes de cuánto tiempo y espacio nos quedan libres. Nos implantarán los chips este mes y seremos Yuppies.

No podremos pensar, ni decidir, ni nada... ¡Los hijos de androide nos robarán el puto cerebro!

De pronto Xerox sacó un arma y empezó a disparar al techo como apuntando al enemigo, con rabia. Tuve que salir de la habitación. Es lo que acostumbra hacer cuando se siente frustrado.

Paró el tiroteo...

- Escuché las noticias ayer. Nos “donarán esos chips”. ¿Pero sabes lo que son en realidad? Al piratear información el otro día, me enteré de que la Federación Alienígena de la segunda galaxia nos quiere robar información emocional del cerebro. Es por eso que nos implantarán esos malditos chips. No se trata de ayudarnos o de subir el nivel de educación, en realidad lo que quieren es robar emociones y usarlas para juegos en realidad virtual de alto impacto.

- No, no lo harán. Vivimos en una ciudad construida encima de desechos nucleares... Puedo aceptarlo, no es tan malo... a uno lo dejan en paz a pesar de toda la violencia en la calle, el desorden y la basura, pero lo que no acepto es que me quiten la capacidad de procesar la información que entra en mi cabeza y mucho menos que me quiten las emociones.

En la pantalla:

La Libertad para conocer, usar y procesar la información

-¿Y dónde está Sony?, ¿por qué no está aquí? Sin él no podemos decidir.

- Creo que tiene una sobredosis de información.

- Necesitamos a Sony. No creo que podamos hacer esto sin él.

-¿Y qué?, ¿te rindes Xerox?

- Vayamos donde Puma ahora mismo, dijo Aiwa.

- Sí, vamos ahora.

Apareció Sony en la otra mitad de la pantalla. Era un alivio escuchar La Voz casi etérea y calmada de Sony. Para Sony el plan parecía tener un sentido más profundo, un tanto heroico, al menos eso era lo que pensábamos.

- Si no resulta, no pasa nada. ¿A qué le temes Xerox? La policía de control hace mucho tiempo que no se asoma.

- Opino que lo hagamos. Arriesguemos el pellejo por una vez en nuestras vidas. Me gusta la adrenalina, además, hace tiempo que no conquisto el mundo.

Tenía los recuerdos plásticos en mi cerebro, tal como lo habíamos planeado junto a Sony, como sentíamos que funcionaría el plan. Lo peor era pensar que todo había fracasado. Tendríamos que volver a ser los mismos de antes, aún peor, recibir el castigo de la policía de control. ¡Era imposible! No podíamos ceder, no podíamos dejarnos caer en la trampa. Tenía que existir una forma de salir, de escapar. Algo tenía que suceder, mi mente se rehusaba a ceder.

Esos instantes eran indestructibles. Logré elucubrar miles de cosas en un segundo; tenía náuseas, sentía asco.

Extinguí el malestar y se me ocurrió decir: ¡Esperen! ¿Si les doy información me dejarán ir? Conozco el lugar donde están los demás discos.

- No niño, tenemos órdenes estrictas de arrestarlos.

Pensé que si los conducía a otro lugar y lograba despistarlos, de alguna manera lograríamos escapar. Por un segundo olvidé que estos seres no pensaban, que harían lo que se le había ordenado hacer y nada más.

Vi el rostro de Xerox, su expresión venía de un lugar lejano. De repente, las lágrimas estallaron en sus ojos, una tras otra. Era extraño verlo llorar, era lo menos esperado, lo último que haría Xerox, el último recurso emocional y bélico que tenía. La luz parecía palidecer y un silencio extraño nos comía a todos. Los agentes miraban como si empezaran a sentir algo nunca antes conocido, como si de pronto apagasen la pantalla y empezaran a conocer el mundo real. Nadie dijo una sola palabra. La computadora se colgó, alguien apretó Stop por cinco segundos y como en un cortocircuito se escuchó un disparo. Era yo el que apuntaba, yo había disparado. Vi a Aiwa caer; sangraba, moría. Tuvimos que escapar y traicionar su vida. Empecé el enfrentamiento.

Había intercambiado a Aiwa por un futuro, por mi propia vida. No lo hice como una acción cobarde, sino como una acción humana, simplemente, eso...

Julio 13, 2025

Flash #2 (Recuerdo instantáneo)

Los templos, construcciones extrañas, espirituales, perfectas.

Llegamos al amanecer. Sony precede la caravana. Usa el atuendo de líder espiritual, una túnica translúcida de polyester casi transparente y un prisma que descompone la luz solar corona su cabeza.

Los templos no tienen semejanza a nada existente en este mundo de basura. Los construyeron en módulos geométricos, como el interior de una computadora gigantesca. Están siempre iluminados y se elevan a escasos metros del suelo por una ilusión óptica creada con infinidad de luces.

Esperamos por un largo rato. Después de horas vimos su asiento anti-gravitacional que entró flotando por la puerta. Su rostro, de otra dimensión sin tiempo, tiene facciones holográficas agudizadas por la luz ubicua que parece darle una extraña transparencia a todo. La voz de Puma es similar a sus facciones; no como una máquina, pero como sintonizado en otra frecuencia fuera de este mundo. Estudia las culturas antiguas, la investigación secreta de las sectas Tiwanaku. Una civilización antigua, tal vez la primera que pobló la tierra. Lo que más anhela Puma es encontrar su asentamiento original. Cuando la encuentre, estará listo para reconstruir los templos de acuerdo a los planos originales.

- Disculpen el retraso. Es posible que la policía de control haya encontrado este lugar. Intentamos rastrearlos toda la noche -dijo Puma desde un ángulo superior.

- Si hay algo en que podamos ayudar...

- No, muchas gracias Sony. Creo que todo está bajo control. En realidad me interesaría mucho saber si es que decidieron proseguir con el plan.

- Claro que sí. No queda mucho tiempo, dijo Aiwa.

- Perfecto. Acompáñenme, necesito los discos que contienen los virus.

En los basureros encontramos discos con virus antiguos de finales de los 80.

Planeamos infectar los chips de información.

- Necesitamos contactar a Siemens del otro lado de la ciudad y creo que ya está todo. Puse a trabajar a los demás.

-¿Todos saben lo que tienen que hacer?

Respondimos afirmativamente. Nuestros rostros adolescentes resplandecían extrañamente ante la luz. Ya no era una simple travesura, sino el pasaje hacia otra forma de vida. Este hecho marcaría nuestra existencia.

Puma intentó ponerlo en la forma más simple, pero lo que había explicado aquel día quedó para siempre entre líneas.

- Recuerden que el poder de su mente y el coraje son más importantes que la fuerza física; sobre todo el coraje porque es el deseo de vivir. Para ustedes esto es real, ya no el futuro y menos el pasado, su presente y lo que están viviendo en este momento es lo real. Si no actúan ahora, nunca lo harán y tal vez sea el fin. No conocerán mejor destino, ni habrán hecho nada importante en sus vidas. Serán como ellos, exactamente como los demás.

Logramos escapar por el laberinto. Puma estaba en la cabina borrando las copias de los discos para que no las encontraran. Decidimos usar virus antiguos porque no los conocían. Tardarían un buen tiempo en darse cuenta lo que había afectado el sistema.

No tenían una historia informática, la habían destruido porque no les convenía que los ciudadanos obtuvieran esa información.

Entramos por la pequeña compuerta. Los policías disparaban, un rayo rozó mi brazo izquierdo desgarrando el músculo. Xerox disparaba como un loco, como jugando un juego virtual donde mueres y obtienes otra vida, donde lo único que importa es acumular puntos matando al enemigo. Y, precisamente, es eso lo que hacía Xerox; acumulaba puntos para salvar su vida y la nuestra. Es extraño cómo la vida puede ser igual a un juego.

En ese momento confundes la realidad con la irrealidad, pero sabes que lo único que importa es salir ileso. (Lo que importa es tu causa y tu tiempo. La única forma en la que puedes perpetuar es pasando tu información a la gente correcta, protegiendo tu libertad de pensar).

Cerramos la compuerta. No sabía qué demonios íbamos a hacer. Estábamos encerrados en la cabina, pero confié en Puma cuando me dijo “cierra la compuerta”. Creía en él de una forma diferente de la que había creído en Sony. Aprendí a reconocer la diferencia. Era increíble saber que existía, que Puma no me mataría, que no dejaría que yo muera y que no traicionaría. Por eso salí a buscar a Aiwa. Los policías nos buscaban por el otro lado del edificio. Al salir de la cabina sabía que nada podría detenerme. Era parte de mi causa buscar a Aiwa y la encontré. Vi su cuerpo tendido, sangrando. Podría haberla dejado para apresurar las cosas. Era simple dejarla ahí, dejar que Puma nos conduzca hacia el triunfo y confiar en el destino, pero la arrastré hasta la cabina. Los policías disparaban, sin embargo, logré entrar, cerrar la compuerta y de pronto... ¡Despegamos!

Se iluminó la cabina y nos elevamos hacia las montañas nevadas del horizonte. Mi herida no era gran cosa, ya me habían atacado y disparado antes; nadie de mi edad estaba a salvo de los tiroteos frecuentes en Ciudad Satélite.

Apareció Xerox. Milagrosamente había salido ileso del enfrentamiento. Me miró, me abrazó y nos felicitamos. Los dos estábamos aún en estado de shock.

-¡Esto es una nave! -dijo Xerox sorprendido.

- Sí. ¡No me lo hubiera imaginado! Puma es un genio. Nos salvaste Puma, por poco morimos.

- No digas eso. Voy a empezar a llorar -dijo Xerox burlándose.

- Vamos a ver cómo sigue Aiwa.

- Sí, vamos

-¿Aiwa, estás bien?

No hubo respuesta

- Está inconsciente, perdió mucha sangre.

-¿Crees que se ponga bien? Tiene que ponerse bien... se va a poner bien.

-¿Dónde aterrizamos Puma? Tenemos que llevarla a un centro de restablecimiento físico, tenemos que conseguir que la regeneren, o por lo menos que...

- Tenemos que llegar a la base en la cordillera, tardaremos un rato hasta que puedan atenderla.

-¿Hay una base allá?

- No es exactamente una base, ¿sabes? Es más bien un reproductor de programas virtuales. Podremos viajar hasta las demás bases y comunicarnos. Mandaremos la información a través de una vía alterna, no por satélite. Toda la información vía satélite es revisada por la policía de control. Tendremos que usar telepatía.

-¿Qué?

- Telepatía. Eso dije

-¡Cuándo aprendiste! ¿Eso existe?

- Hay muchas cosas que no conocía de esta civilización. ¿Por qué crees que esto es tan importante?

- Estás hablando de los extraterrestres. Nunca vi uno. Quiero decir... sé que existen, sé que la Tierra tiene pactos comerciales con ellos desde hace unos 15 años atrás, pero ¿qué hay detrás de todo esto, Puma?

- Bueno, no sé si debo...

- Acabo de matar a mucha gente, ¿sabes? Creo que merezco saber.

- La tierra era donde habitaba una antigua civilización que hoy se conoce con el nombre de Tiwanaku, Maya, Azteca... En fin, todas estas culturas eran alienígenas y una de sus principales formas de comunicación era la telepatía.

-¿Y tú?

- Sí, exactamente es lo que soy: un tiwanakota.

¡Con razón! Todo empezaba a aclararse. Puma era un alienígena y Aiwa no. No creo. Tal vez tenía ADN humano. Me puse a mirar a todos, tal vez Aiwa o yo misma... (obviamente Xerox era alienígena).

-¿Puma, sabes si soy alienígena?

No hubo respuesta. No quise seguir preguntando y miré fuera de la cabina. Viajábamos a gran velocidad; la nave parecía no moverse. Todo esto en un solo día supera todos los juegos virtuales, las películas en tres dimensiones y en realidad toda mi vida si es que mi vida era real. Empezaba a dudar. Podría tratarse de una especie de juego, un sueño o simplemente podría ser un personaje en un juego que alguien juega en este momento. Tal vez mi vida era parte de uno de esos... ¿Cómo se llaman?... libros (desde hoy dudaré de todo. La realidad es algo personal, igual que el tiempo. La forma de manejar y procesar la información debe ser personal; ésa es la libertad, sí).

El rostro de Aiwa palidecía. Empezó a toser, a toser y a llorar. No abría los ojos y su rostro adoptaba un tono azul. De pronto ya no era ella, sino yo; tendida en el asiento estaba agonizando.

-¿Qué es esto? ¿Qué ocurre? ¡Ayuda! Me borro. Nooooo. Alguien me desconectó. ¿Por qué yo y no ella?

-¿Sony? ¿Eres tú maldito traidor? ¿Me desconectaste? Estás jugando con mi cerebro. Maldito, suelta esa computadora ahora mismo. ¡Sony!

Realidad No. 2

Desperté instantáneamente.

¡Oh no! No, de nuevo, ahora no podré terminar de jugar, debo comunicarme con Xerox y Puma, tal vez puedan hacer que regrese.

- Ya terminó su media hora señorita.

- Pero tengo que seguir jugando. Además, no es un juego. Es muy real, debo volver. Mi amiga se muere y tengo que ayudar a Xerox y Puma. No nos pueden conectar esos...

- Podrá continuar si es que renueva su crédito.

- No tengo dinero.

- No puede seguir jugando.

-¡Usted no entiende!

-¡Claro que sí! Es muy real. Veo esta clase de reacción todos los días.

- Le pagaré más tarde.

- Tiene que irse. Ya estoy harto de que esto suceda. ¡Esas compañías de juegos virtuales! ¿Qué les están haciendo a los jóvenes? Ya no pueden distinguir la vida real de la realidad virtual.

- Es que es real. Es una realidad paralela. Mire mi brazo, me dispararon; se lo juro. Hemos logrado crear una realidad paralela. La realidad virtual se materializa en el cyber espacio.

El hombre me miró de una manera ofensiva.

Nunca entenderá la realidad. La realidad se crea en el cerebro de cada persona. No estamos confundidos. Lo que quiero decir es ¿por qué no podemos vivir en muchas realidades alternas?

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